El catedrático de Matemática Aplicada de la Universitat Politècnica de València (UPV), José Bonet (Valencia, 1955), dirige desde su fundación en 2004 el Instituto Universitario de Matemática Pura y Aplicada (Iumpa) de la UPV. Este centro, además de la investigación básica en las áreas tradicionales de la matemática pura „análisis matemático, álgebra, geometría y topología difusa„, destaca por su trabajo en aplicaciones matemáticas para el procesado y tratamiento de imágenes médicas, el modelado matemático para mejorar la transmisión del calor en climatización y rectificación industrial, o en ingeniería biomédica y biología sintética, y hasta incluso en la optimización de las redes logísticas.
Bonet acaba de recibir la Medalla de la Real Sociedad Matemática Española (RSME) por sus «relevantes, excepcionales y continuas aportaciones matemáticas». Nieto de la fundadora del bar Pilar de la calle Moro Zeit, famoso en toda Valencia por sus clòtxines, sus recuerdos de la infancia son de aquel local que regentó entre 1917 y 1983 su abuela, Pilar Contell, y del barrio del Carmen en el que se crió «cuando aún era un pueblo».
¿Cómo valora la medalla de la Real Sociedad Matemática?
Estoy muy contento porque reconoce el trabajo continuado en docencia e investigación no sólo mío sino también del grupo en el que yo trabajo y de mis colaboradores nacionales y extranjeros. Yo creo que es una gran noticia para muchas personas.
¿Qué puede aportar la matemática al mundo actual?
En un mundo donde la tecnología tiene tanta influencia, las matemáticas y los matemáticos en particular también pueden aportar muchas cosas para hacer la vida cotidiana más agradable y, sobre todo, en la mejora de la calidad de vida. Los matemáticos podemos aportar mucho a la sociedad aunque yo sé que las matemáticas no tienen una buena imagen en la escuela, pero eso lo vamos a mejorar.
¿Qué se debería hacer para que los chavales vieran que las matemáticas son divertidas?
Eso está relacionado con una cosa en la que hay mucha gente involucrada y en la que se está trabajando muy seriamente, que es en la mejora de la educación matemática. Hay distintos puntos de vista y es complicado porque hay una percepción de que las matemáticas son difíciles, y es verdad porque hasta cierto punto lo son. Entonces, el reto es cómo hacerlas interesantes y atractivas, sin trivializarlas, o sea explicando la parte fundamental y la parte que al final le pueda ser útil incluso a aquellos que no se van a dedicar en absoluto a nada de matemáticas, pero le puedan servir para ir al supermercado o para discutir sobre los intereses de una hipoteca. Ahora mismo hay muchas aplicaciones informáticas que ayudan muy bien al aprendizaje, y se está haciendo un trabajo muy serio en Secundaria, en algunos institutos, y en la universidad también.
Ahí están, por ejemplo, las olimpiadas, las pruebas canguro, el programa del fomento del talento matemático Estalmat...
Todas estas iniciativas de incentivar el estudio de las matemáticas y detectar el talento precoz son una idea maravillosa. Y, además, aunque quizás luego algunos de estos alumnos no hagan Matemáticas, es seguro que los incentivos permanentes para hacer cosas más difíciles que han tenido a través de estos programas les van a resultar muy interesantes en cualquier carrera que quieran estudiar. Admiro a los profesores involucrados en estos programas porque lo hacen gratis, por amor al arte, y eso es muy importante.
En este caso por amor a las matemáticas... ¿Se pueden amar las matemáticas igual que una obra de arte?
Sí, hombre, por supuesto (risas). A los que nos gustan las matemáticas las vivimos con pasión, como el arte o como el fútbol.
