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Análisis

La C. Valenciana recibe más que aporta

La capacidad fiscal de cada valenciano se sitúa en 2014 en 1.980 euros por habitante mientras recibe 2.131 en función de la población «ajustada»

Lo que sigue es una reflexión preocupada y solidaria resultado del trabajo de un modesto jubilado de ciencias duras que trata de revisar cálculos, detectar fallos en la información manejada y contrastar supuestos argumentos propios de la ofuscación política. Hay que ser consciente de que las llamadas ciencias económicas quizás no sean tales cuando tienen que revisar sus paradigmas fundamentales cada pocos años.

Uno sabe que juega en campo contrario y que los debates y matizaciones propios de la jerga de los economistas orgánicos pueden caer sobre sus conclusiones. Algunos economistas suelen mirar por encima del hombro aquellas discrepancias que vengan de fuera de su gremio; parecen tener sus propias reglas y valores. Desde su deontología admiran a triunfadores natos, como el valenciano José Viñals, que habiendo estado en el Banco de España hasta días antes de la crisis, supo saltar al FMI para trabajar con tres presidentes (Rato, Strauss-Kahn y Lagarde) poco ejemplares y ahora recala en el Reino Unido del brexit, en un banco privado, con sueldo de millón y medio de euros al año. Aconsejo encarecidamente Entre tiburones: una temporada en el infierno de las finanzas de Joris Luyendijk (El hombre del tres; Abril 2016).

Esta semana pasada coincidieron por un lado la publicación de la liquidación de 2014, que aporta los fondos para la financiación del 2016, objeto del esfuerzo señalado, y la comunicación del secretario de Estado de Administraciones Públicas, Antonio Beteta, diciendo que también la Generalitat Valenciana (GV) deberá adelantar el cierre presupuestario de 2016, con la consiguiente paralización de inversiones y de actuaciones previstas. El viernes, el conseller Vicent Soler mandó una carta al ministerio que debería ser objeto de lectura obligatoria, para aquellos que, a partir de ahora, quieran administrar de forma rigurosa fondos de la Generalitat Valenciana.

Antes de que cualquier lector se escandalice por el hecho que la liquidación del 2014 influya en la financiación de 2016, decirle que él declaró su IRPF de 2014 en junio ya bien avanzado 2015 y que muchas de sus cuitas fiscales de aquel 2014 pueden no haberse resuelto hasta el primer semestre de 2016. No somos un país del «vuelva usted mañana», sino más bien respetuoso con plazos y reclamaciones sensatas.

El conseller ha dicho que carece de tiempo para meditar sobre el modelo de financiación. Al igual que hicieron sus antepasados, ha recurrido al Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) desde donde, a golpe de contrato con la GV, se ha elaborado la doctrina de la deuda histórica que ha venido encandilando al president Ximo Puig con tanta intensidad política como la casi imposible reapertura de la RTVV. Ante la imposibilidad individual de hablar de informes, debo quedarme en matizar aquello que el conseller escribió en su carta. Solidarizarse con el espíritu de la misiva supone plantearle que algunos de sus argumentos puedan ser refutados como poco sólidos, a la luz de los últimos datos.

1) El conseller usa cifras ya envejecidas: «En la última liquidación del sistema de financiación, la correspondiente al ejercicio de 2014 [con datos del 2012, añade un servidor] se evidencia que los valencianos reciben 258 euros menos que la media del conjunto de autonomías, lo que, traducido al conjunto de la población, representa una pérdida de 1.290 millones de euros». Le hago notar que en la liquidación de 2013 (que se recoge en la financiación definitiva de 2015) la diferencia que él lamenta se redujo a 107 euros respeto a la media de CC AA y de 111 euros en 2014 (conocidos la semana pasada con motivo de la financiación de 2016). Compartiendo que estas cifras de 2015 y 2016 sean poco agradables, se debería tomar nota de que en los dos últimos años el desfase, por distintas razones, se ha reducido a la mitad de lo afirmado en la carta.

2) Tiene razón el conseller cuando dice que la Comunitat Valenciana está a 12 puntos de la media en la renta per cápita de CC AA. Pero desgraciadamente, la situación se agrava cuando vemos la aportación media que cada valenciano ha venido haciendo al cesto de donde sale la financiación autonómica: en 2013, 1.805 euros/hab. (el décimo lugar de 15) y en 2014, 1.980 euros/hab. (noveno puesto) cuando la cifra de los que aquí vivíamos disminuyó en más de 100.000 habitantes, con lo que la cifra absoluta no aumentó tanto.

3) Se equivoca cuando traslada a 2016 que «la CV aporta al Estado más de lo que recibe. De este modo, se da la paradoja de que, siendo una comunidad a la que se clasifica entre las regiones pobres, paga más de lo que recibe». Puedo decirle que, ciertamente por muy poco, el argumento ya no es válido.

El modelo no ha cambiado, pero la sucesiva falta de capacidad fiscal de los valencianos (lo que realmente aportamos) ha acabado por invertir la situación. Solamente Madrid, Baleares y Cataluña, por este orden, pueden ahora quejarse deque al final de la aplicación completa del modelo de financiación ponen más dinero del que reciben.

4) Lo más grave. Han sido muchos años de afirmar y repetir que si la GV recibiera la medía de lo que reciben las CC AA, el déficit no existiría. Si uno simula lo que ocurriría si el conjunto de CC AA estuvieran dispuestas a perder parte de sus recursos para que la GV llegara a la actual cifra promedio de todas las CC AA, la conclusión es que, en el mejor de los casos, sólo se alcanzaría la mitad de los 1.325 millones de euros que en 2016 el president Puig puso en los Presupuestos a cuenta de una virtual mejora del modelo de financiación. Desgraciadamente, con la actual capacidad fiscal y el nivel de gasto que suponen los servicios de la GV, las famosas líneas rojas que tanto Alberto Fabra, como Puig han venido citando como inamovibles, no son factibles.

Adjudicar toda la responsabilidad al modelo de financiación es cosa del pasado. Con esta idea, un grupo de técnicos orgánicos, debidamente financiados, alimentó la idea de la deuda histórica. No les ha ido mal, incluso uno de ellos ha acaba de ser nombrado Síndic de Comptes de la GV. Conseller, pelee, muchos estamos con usted, pero sea riguroso y actualice sus datos, ya que los que utiliza no acreditan el rigor intelectual con el que debe actuar.

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