Llevan la acusación de casos como el de Blasco o Nóos. ¿Cómo es trabajar en un juicio así?
Te requiere exclusividad. Si nos dicen que nos tenemos que personar en Valmor, Arts, etc., nuestra función es acusar.
¿Es como acusarse a uno mismo?
No acusamos a la Generalitat, la administración no delinque, sino las personas. En el caso Blasco, antes de personarse fue la abogacía la que estudió si había delinquido, a partir de ahí decidió personarse en Cooperación. Además tiene el añadido de que somos funcionarios, y en ese juicio había compañeros. Es duro. Es como un futbolista que tiene que meter un gol a su exequipo. No es plato de buen gusto estar en un juicio penal. Implica muchísimo, tienen mucha trascendencia mediática.
Una trascendencia un poco anónima, ¿no?
Así es. Estar dentro de la abogacía pública implica una gran parte vocacional. Tienes que creer en el servicio púbico, en que la administración haga las cosas bien, legalmente. Hay contratos millonarios y casos de corrupción que afectan a altas esferas. Delante de ti tienes a los mejores bufetes y abogados de renombre.
¿En qué condiciones laborales desempeñan su labor?
No me gusta hablar de precio pero voy a dar dos ejemplos. La directora general cobra 55.000, el letrado mayor del ayuntamiento cobra 90.000 euros. Es un abogado de la Generalitat que ha fichado por ese puesto y está en excedencia. Somos la segunda comunidad autónoma que peor paga a sus abogados y la que más carga de trabajo tiene.
¿Cuántos letrados hay?
Somos 65. Nuestra aspiración es el modelo andaluz, que cuenta con unos 120. Un letrado de la Generalitat toca todas las ramas del derecho. Igual llevamos un caso de menores, que violencia machista, que Nóos o ERE de cualquier empresa pública.
