Ahora ha sido «Lobo» el nombre puesto en jaque y finalmente admitido. Pero cada época ha tenido sus nombres raros, peculiares, poco frecuentes por anacrónicos o por avanzados a su tiempo. De Generosa a Ginebra, para niñas. De Estanislao a Neo, para niños. Cada momento ha arrinconado sus nombres minoritarios, su periferia onomástica, en función de los gustos o la práctica dominante, tan difícil de contrarrestar. Una aplicación del Instituto Nacional de Estadística (INE) sistematiza la frecuencia de cada nombre por provincia y por década de nacimiento. Y en ese ranking, habitualmente utilizado para ver los nombres de moda (ahora son Marc y Lucía), puede comprobarse la evolución en los nombres más insólitos elegidos para los recién nacidos en la provincia de Valencia.

Las tablas hablan por sí solas. Lo que antes eran Iluminada, Generosa, Fraternidad o Nicolasa, ahora son Amélie, Ginebra o Tiffany. La singularidad de llevar en el carné de antaño el nombre de Olegario, Leocadio, Celedonio o Custodio, ahora es llamarse Kirian, Yusuf, Braian o Baltasar.

Resulta interesante descubrir los vaivenes de algunos nombres. Por ejemplo, Concepción. En los años cuarenta, con la religión impregnándolo todo, era el sexto nombre de mujer más utilizado en Valencia. Así se llamaron 2.716 niñas valencianas en toda la década. En cambio, en los años 2000 (última década completa), Concepción ha caído al puesto 469 de los nombres más usados y sólo 14 niñas de la provincia de Valencia han recibido este nombre. De 2.716 a 14. Lo mismo le ha ocurrido a Purificación: en los años 40 se puso a 397 niñas, pero en los 2000 sólo se inscribió así a cinco, el mínimo para aparecer en esta estadística que no recoge nombres inscritos menos de cinco veces a lo largo de una década.

Lo contrario pasa en otros campos, como los nombres en valenciano. El ejemplo es Josep. Era alternativo llamarse así en los años 30: sólo cinco personas en Valencia recibieron este nombre. En los años 2000 fueron 647. Con Guillem ocurre lo mismo: hubo cinco en los años 50, tan pocos como Venancio, Angelino o Prudencio. En los años 2000 ha habido 461 Guillem inscritos en Valencia.

Menos Libertad y sin Fraternidad

Además de la lengua o la religión, hay corrientes políticas y sociales que hacen fluctuar los nombres más comunes y también los más insólitos. Libertad siempre ha sido minoritario. En los republicanos años 30, en Valencia se puso Libertad a 37 niñas; en los dictatoriales años 40 no se registró así a ninguna mujer. En los 80 de la post-Transición hubo 45 Libertad; en los años 2000 sólo fueron 17. A Fraternidad, en cambio, el grifo se le cerró. Sólo en los hiperideologizados años 30 se registra el nombre que remite a los valores revolucionarios, con cinco casos. En ninguna otra década ha vuelto a aparecer en Valencia. Ausiàs -de Ausiàs March- no aparece con un mínimo de cinco hasta los 70. En los 2000 subió a 53.

Aparte de que las tablas se han llenado de nombres no castellanos ni valencianos por la inmigración y las modas culturales, es significativo otro rasgo: se ha ampliado el repertorio de forma extraordinaria. En los años 30, en Valencia había 342 nombres de hombre y 377 de mujer con más de cinco casos; en los años 2000 casi se triplica: hay 959 nombres femeninos y 944 masculinos. Es una época donde caben «Goku Ceferino» o «Iloveny» (de «I love NY», Amo Nueva York). Son aullidos onomásticos de lobos solitarios.