La Diputación de Valencia va a reforzar su presencia en el seno de la Real Acadèmia de Cultura Valenciana (RACV) en pleno proceso de pax lingüística con la AVL, una travesía no exenta de controversia en la centenaria entidad. La institución provincial ha decidido nombrar a un segundo representante suyo en la RACV con derecho a voto ante cualquier decisión que afronte la entidad. Será la diputada de Compromís Maria Josep Amigó, elegida para este cometido por acuerdo del pleno de la diputación. Amigó, vicepresidenta primera, se suma de este modo a Xavier Rius, que ya había sido nombrado como diputado delegado en la RACV, una entidad pública con personalidad jurídica propia fundada en 1915 por la propia diputación.

Así pues, con dos miembros en la RACV, la diputación se iguala al Ayuntamiento de Valencia, que tiene a dos concejalas (Glòria Tello y María Oliver) con voz y voto en una institución que no comparte las normativa oficial del valenciano fijada por la AVL.

La diputación ha tomado esta decisión tras conocer -a través de la directiva de la RACV que encabeza Federico Martínez Roda- que tiene derecho a incluir en la entidad a dos representantes suyos, más aparte el presidente de la Diputación de Valencia, que igual que el alcalde del cap i casal es miembro nato de la RACV.

Gran igualdad entre bloques

La decisión reviste calado por la gran igualdad de peso de los dos bloques en que se halla dividida la RACV con respecto al proceso de cooperación con la AVL.

Sin ir más lejos, en la histórica votación del pasado 30 de mayo sobre el documento conjunto con la AVL que sentaba las bases de la paz lingüística, el resultado de la votación en la RACV fue ajustadísimo. Hubo un empate técnico: 17 votos a favor, 17 en contra y un voto nulo (con una papeleta del sí y otra del no introducidas en el mismo sobre, según se dijo). Sin embargo, el voto de calidad del decano, Federico Martínez Roda (en caso de igualdad de votos, el suyo vale el doble), decantó la balanza a favor de aprobar el documento.

Fue clave en esa votación la presencia de Rius, Tello y Oliver, tres políticos favorables al pacto con la AVL. No es nada habitual que los políticos participen en las votaciones de la RACV. Por ello su participación suscitó acusaciones de «manipulación» y «politización del resultado» por parte del bando de académicos derrotado.

No obstante -y sin efectos prácticos- en la última reunión de la Junta General de la RACV celebrada un mes después se tumbó el acta de esa histórica sesión con mayoría de votos de los díscolos al acuerdo. La RACV está fracturada y todo sufragio será crucial de cara a futuras votaciones trascendentales para el acuerdo entre academias, que promete sofocar los últimos rescoldos de la Batalla de València.