«Yo era un yonqui del dinero. Uno vive en la inconsciencia y es un yonqui del dinero. Entonces, uno entra en una historia y ves que casi todo el mundo está así y es lo que hay. Todo el mundo está en movidas» confesó a los periodistas Marcos Benavent, el 26 de mayo de 2015. El antiguo pijo travestido en hippy reapareció tras ocultarse durante cinco meses para entregar varios discos duros en el juzgado y protagonizar un «striptease» emocional a la puerta de la Ciutat de la Justicia en el que admitió ser un corrupto. «Va a salir mierda a punta pala. Voy a provocar mucho daño, pero la gente ha de saber la verdad. Siento el daño que pueda provocar, pero es lo que hay. No puedo hacer otra cosa. Tengo que ser coherente», aseguró estoico mientras los periodistas lo bombardeaban a preguntas aquel día.

En realidad la «mierda» a la que aludía Benavent va saliendo a cuentagotas, según el Juzgado de Instrucción 18 de Valencia, que investiga el «Caso Taula», va levantando el secreto de las piezas separadas en las que ha dividido esta macrocausa de la que aún falta por conocer las investigaciones sobre las mordidas en la Generalitat y la Diputación de Valencia.

Aunque el puzzle de las corruptelas se va configurando con los fragmentos de las declaraciones del «exyonki del dinero» ante los agentes del grupo de delitos contra la administración de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil. Benavent ha declarado, por ahora, en cuatro ocasiones en la Comandancia de Patraix y otras dos en el Juzgado. Sus revelaciones se incluyen cercenadas en las piezas de las que se levanta el secreto para no entorpecer el resto de la investigación. Sobre las grabaciones en las que amañaba mordidas admite que las realizó «entre 2004 y 2007» con una grabadora que se le intervino en el registro de su vivienda y dos teléfonos Nokia, según el atestado de su primera declaración ante la UCO.

Grabaciones como seguro de vida

Benavent reconoció que comenzó a grabar compulsivamente a sus interlocutores para asegurarse «si pasaba algo, que esas grabaciones pudiesen ser utilizadas para mostrar la realidad existente en aquel momento de la que yo era partícipe». «Era una especie de seguro de vida por los asuntos en los que intervenía recaudando dinero. Si todo salía a la luz, con las grabaciones cada uno tendría que asumir su parte y yo no me responsabilizaría de todo. Una forma de asegurarme de que todos responderían por lo que hicieran».

El exyonki del dinero también admite sin ambages a la Guardia Civil que su cometido era «ir a hablar con los empresarios y pedirles dinero una vez decididas las adjudicaciones por las administraciones competentes, acordando un porcentaje que recibía en metálico». ¿Quién le instaba a recaudar ese dinero? La respuesta ha sido recortada por el juzgado en la pieza separada que investiga las mordidas en el Ayuntamiento de Valencia.

Sí que aparece que Benavent admite que comenzó a ejercer de «recaudador» en 2003, cuando recala en la Fundación Jaume II el Just como responsable de relaciones institucionales. Iba para gerente, pero «nombraron a Vicente Burgos» entonces marido de la concejala del Ayuntamiento de Valencia, Maria José Alcón y «amigo íntimo de Esteban González Pons y Paco Camps».

Según Benavent, al comenzar a trabajar y entablar amistad con Vicente Burgos es éste quien le insta a «buscar empresas para adjudicarles contratos y luego cobrar de ellas una comisión». El gerente de la Fundación Jaume II el Just era quien «se encargaba de la gestión de los contratos, expedientes y promover la parte administrativa y yo de buscar las empresas y cobrar la comisión».

De hecho, es el propio Vicente Burgos el que envía a Benavent al Ayuntamiento de Valencia para que cobre la primera mordida, según declara el exyonki del dinero ante la Guardia Civil. Fue el 23 de diciembre de 2005, según el audio grabado en secreto. Y el contrato amañado era el de limpieza de las fachadas de la Lonja. «Esta fue la primera adjudicación [en el Ayuntamiento de Valencia] por la que Vicente Burgos me dijo que fuese a recoger el dinero que me iba a entregar la empresa adjudicataria».

Del resto de concursos amañados, el exyonki del dinero explica que eran «el propio Vicente Burgos o Maria José Alcón quienes decidían a quién tenía que adjudicarse». Sólo en las licitaciones para la mostra de 2006 Benavent recibió el encargo de «Maria José Alcón para que buscara empresas para la Mostra» y el seleccionó a las sociedades «Begamir, Universo Selección y Tres servicios de Marketing y Creatividad SL» porque «eran conocidos míos». Sólo uno de estos concursos se adjudicó a la empresa Comunicación Gráfica Siglo XXI porque «era un compromiso de Vicente Burgos o Maria José Alcón».

Benavent legó a crearse una especie de cartera de «comisionistas» que pagaron mordidas a la Fundación Jaume II el Just, el Ayuntamiento de Valencia e Imelsa, donde fue gerente a partir de 2007. Benavent no titubeó al relatar a los agentes quienes conformaban su cartera de comisionistas: «Cleop, EMR, Sponsorship Worldwide SL, Begamir, Thematica Events y Universo Selección». Durante esos años en la Fundació Jaume II el Just «tanto dinero» recaudó que en 2007 «me nombraron director gerente de Imelsa, donde iba a poder seguir recaudando, aunque de otra manera».