"Bendición de amor". Este fue el acto que se celebró el pasado sábado 30 de julio en el que una pareja de lesbianas recibió la bendición del cura de la parroquia de San Bartolomé, en Onda. Ambas contrajeron matrimonio por lo civil anteriormente en el ayuntamiento de la misma localidad. El párroco, José García, bendijo a Carmen y a Lucía en un evento programado con antelación.

Tras conocerse la noticia, el obispado de Segorbe-Castellón ha emitido un comunicado cuestionando el acto y criticando que "no existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia".

Asimismo, desde el obispado aseguran que el acto "contradice gravemente la doctrina de la Iglesia Católica, no sólo por pretender celebrar ante la Iglesia un matrimonio entre personas del mismo sexo, sino también por presidir la celebración de la bendición de una unión civil previa entre personas del mismo sexo".

En este sentido, la diócesis de Segorbe-Castellón ha anunciado que se ha iniciado un proceso informativo "para sopesar si se dan en el caso los elementos necesarios para las medidas disciplinares establecidas en el Código de Derecho Canónico".

Carmen, una de las dos jóvenes que contrajeron matrimonio el pasado 30 de julio, en declaraciones a Levante-EMV, ha mostrado su perplejidad por la difusión de las fotos, e incluso de las invitaciones de boda, en un medio digital de ámbito nacional especializado en información eclesiástica. Ambas contrayentes han preferido no hacer más declaraciones al considerar que se trató de un acto familiar.

Además, desde la institución religiosa castellonense han señalado que el Vicario General se entrevistó con el cura de la parroquia después de tener conocimiento de la celebración y le advirtió de la "gravedad del hecho". El párroco José García -siempre según la versión del obispado- afirmó que no se trató "de una celebración, sino de una bendición" y reconoció que su actuación "estuvo motivada por una aplicación errónea de la misericordia al no haber distinguido la acogida y acompañamiento pastoral de las personas y la aparente aprobación de una unión que la Iglesia no puede aprobar". "El párroco pide perdón a la Iglesia y a todos aquellos para los que su actuación pudiera ser motivo de escándalo y promete que nunca más volverá a llevar a cabo un actuación igual o similar", afirma el comunicado.