Ya ha comenzado la cuenta atrás en el campamento organizado en el Saler por la Conselleria de Medio Ambiente y la asociación Xaloc para custodiar los huevos que una tortuga boba desovó a principios de julio en la playa de les Palmeres de Sueca.

Tres de los huevos que se encuentran en la incubadora de l’Oceanogràfic comenzaron a eclosionar anteanoche. Es decir, las primeras tres crías de «Carlita», el nombre con que bautizaron a la tortuga de Sueca, ya han nacido. Ahora se espera que en un plazo de 72 horas comiencen a salir las que se encuentran en el nido ubicado en la reserva protegida de la Punta, junto al Parador Nacional del Saler.

De los 89 huevos que puso Carlita el 2 de julio, 17 fueron llevados a l’Oceanogràfic para que fueran incubados en condiciones óptimas para la preservación de esta especie, que se encuentra en peligro de extinción. El objetivo de tal medida era que sirvieran de aviso para los que se encuentran en la playa junto al campamento que instaló a propósito el Ejército de Tierra para su custodia. No obstante, de esos 17, tan sólo diez estaban fecundados, por lo que siete ya han sido desechados, según fuentes de l’Oceanográfic.

Los veterinarios responsables decidieron mantener durante el día de ayer los huevos en condiciones de aislamiento «para favorecer el feliz acontecimiento y asegurar la supervivencia del mayor número de ejemplares».

Preparados en el campamento

La alerta ya llegó ayer mismo al campamento, donde según la portavoz de Xaloc, Sara Sánchez-Quiñones, les han dicho que las pequeñas tortugas tardarán en salir de la arena entre cuatro y diez días. Para ello hay que tener en cuenta que los huevos están a más de medio metro bajo la arena, por lo que aunque eclosionara el primero de ellos en 72 horas, aún tardaría más tiempo en salir a la superficie.

Una vez nazcan todas las crías, los técnicos de l’Oceanogràfic procederán a juntarlas todas en un capazo y seleccionarán una muestra que será cuidada en las propias instalaciones del centro de fauna marina. Allí se procederá a engordarlas para más tarde, una vez marcadas para hacerles un seguimiento, soltarlas al mar.

El resto serán transportadas hasta la misma playa donde su madre, la tortuga «Carlita», las dejó. Allí, en les Palmeres, podrán iniciar su vida acuática.