La posición oficial de la Iglesia de rechazo al matrimonio gay no es asumida a pies juntillas por el ala más progresista del clero, algunos de cuyos párrocos sortean la prohibición de casar a personas del mismo sexo a través de ceremonias de bendición del amor o de acción de gracias. El caso del cura de Onda no es único y ha habido otros miembros del clero que se han prestado a bendecir a parejas homosexuales.

El obispado de Segorbe-Castelló ha abierto expediente informativo al párroco de la iglesia de San Bartolomé de Onda, José García, por consagrar el amor de dos lesbianas que previamente habían contraído matrimonio por vía civil. El obispo Casimiro López entiende que la actuación contradice «gravemente» la doctrina oficial al avalar una unión que la Iglesia desaprueba. Y añade que el cura aplicó de forma incorrecta el mandato de misericordia, así como el de acogida y acompañamiento pastoral a todas las personas. Por todo ello, le ha abierto un expediente informativo para determinar si le aplica medidas disciplinarias.

La posición del obispado de Castelló es la oficial, pero hay voces discordantes dentro del clero, que entienden que es una interpretación subjetiva que coarta el deber de acogida. «La acogida a las personas no tiene límites», recalca un párroco castellonense que prefiere mantener el anonimato.

El propio cura de Onda alegó en su defensa que no ofició una boda sino una ceremonia de bendición. Y en declaraciones a este diario insistió en este argumento: «Bendecimos a las personas, todos somos hijos de Dios». En este sentido, hay quien incide en la paradoja de que se bendigan animales por Sant Antoni y vehículos por San Cristóbal y, en cambio, no se pueda hacer lo mismo con un matrimonio gay.

Otros, en cambio, se alinean con el obispo y recalcan que un cura no puede bendecir «lo incorrecto» y prestarse a dirigir una «simulación» de matrimonio entre dos personas del mismo sexo al que se opone la Iglesia.

Ante la imposibilidad de oficiar bodas gais, hay párrocos, adscritos al sector más aperturista del clero, que ofrecen alternativas a parejas homosexuales creyentes que quieren formalizar su amor ante los ojos de Dios. Lo hacen a través de ceremonias de bendición del amor o de acción de gracias. Una práctica a la que también se aferran parejas heterosexuales de divorciados que no pueden contraer de nuevo matrimonio por la Iglesia. O incluso viudos que han rehecho su vida pero que no quieren renunciar a la pensión.

El caso de Onda no es único. Miquel Eixau y Robert Nebot (este último fallecido) fueron la primera pareja gay en contraer matrimonio en Castelló hace una década. Miquel recuerda que un cura amigo les ofreció la posibilidad de bendecir la unión, aunque rechazaron esta opción por no ser creyentes. El párroco en cuestión acabó colgando la sotana.

Desde la diócesis de Castelló rechazaron ayer dar más explicaciones sobre el caso del párroco de Onda y remitieron al comunicado del martes, sin concretar a qué sanción se expone el expedientado. Tampoco quiso pronunciarse el Arzobispado de Valencia.

El obispo castellonense invocó al papa Francisco para justificar la reprobación al cura ondense, cerrando así la puerta a un cambio de posición sobre la materia en la cúpula eclesiástica. La Nunciatura del Vaticano en España declinó dar su opinión.