Si hay un lugar en la Valldigna, además del conocido Monestir de Santa María, que guarde parte de la historia de la zona, este es el Castell de Marinyén o de Alfàndech, aunque se le conoce entre los vecinos de los tres pueblos que forman esta subcomarca enclavada en la Safor, Tavernes, Benifairó y Simat, como Castell de la Reina mora. A este emplazamiento, en un montículo situado en Benifairó de la Valldigna, se le atribuye una leyenda que habla de que, al llegar las tropas cristianas encabezadas por el nieto del Conqueridor, El Rey Jaume II «El Just», la reina que moraba en el castillo se precipitó por la ventana antes que ser detenida y posiblemente ajusticiada por los conquistadores.

La ruta hacia los restos de esta construcción debe confluir en dos puntos, tanto por el norte como su acceso por el sur o desde el este. La ruta a seguir es la PR-V 51. Parte desde la zona más próxima a l´Ombria. Arranca desde la calle Matadero de Tavernes para cruzar el puente del río Vaca hasta el camino del Clot. Llegados al camino de l´Ombria, el visitante debe dirigirse a la zona del Bolomor. En este momento empieza la ascensión por el camino de la Cadira (PR-V51) hasta alcanzar la cima de la zona conocida como la umbría. Allí confluyen muchas sendas que provienen de otras poblaciones de la Safor, ya que al delimitar esta montaña la Valldigna con el resto de la comarca, se han unido sendas que comunican con emplazamientos como la cima del Mondúber u otras maravillas naturales de la comarca. En un par de horas el senderista estará ante uno de los vestigios históricos más importantes de la Valldigna. Sorprende su construcción pero apesadumbra su estado por culpa de la dejadez. También la mala mano de algunos visitantes ha hecho mella en este enclave, que presenta pintadas y destrucción de las ruinas que todavía se alzan, majestuosas, dominando el valle.

Durante el trayecto, es obligatorio detenerse a conocer la vegetación, especies arbóreas o construcciones que se realizaron en su día para poder acceder al castillo. Ni que decir tiene las maravillosas vistas de la Valldigna, que se pueden contemplar desde esta zona con Simat y Benifairó además de Tavernes e incluso el mar. Contemplar las paredes, los arcos que todavía quedan en pie, merece un alto en el camino, que devolverá al visitante a la planicie tras recorrer una senda que conduce a Benifairó. Desde ese punto, se puede tomar un camino hasta el Clot de la Font y, tras refrescarse en el manantial vallero, regresar al punto de partida. Para llegar, subir y visitar las ruinas, el visitante puede emplear unas cuatro horas de un trayecto que bien merece la pena. El castillo de la Reina Mora es una de las maravillas arquitectónicas de la Valldigna. Fue uno de los bastiones de la vigilancia de este valle que tanto encandiló al Rey Jaume II «el Just».

El castillo de Marinyén es una fortaleza de origen árabe construida a finales del siglo XI con posteriores reformas realizadas por los monjes cistercienses. Cuenta con dos recintos amurallados que se conservan en parte, a los que se accede por la puerta de Albacar, construida con arco rebajado de mampostería. En este primer recinto se situaron las viviendas del poblado, construidas con tapial.

Este castillo servía como refugio contra el asedio de los moradores del poblado de sus faldas. El segundo recinto, situado en la parte más elevada, conserva una capilla gótica del XIV construida con sillares, bóvedas de crucería y huecos de muro de facción gótica. Este castillo sirvió como refugio de los monjes cistercienses durante la guerra de unión entre castellanos y aragoneses en 1364. Con la expulsión de los moriscos perdió todo su interés llegando a la actual situación.