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El enemigo silencioso del arroz

Los agricultores valencianos han tenido que adoptar medidas como el «fangueo» como alternativa a la quema de la paja - La materia orgánica en los arrozales ha aumentado de un 2 % a un 8 %, lo cual los debilita ante el ataque de los hongos

El enemigo silencioso del arroz

La productividad de los arrozales valencianos durante la campaña de 2016 está en riesgo, ya que podrían verse dañadas hasta el 100 % de las plantaciones de la Comunitat Valenciana, según afirma AVA-Asaja. Durante el último año, los cultivos de arroz se han visto perjudicados por hongos como la pyricularia o el nakataea oryzae, plaga que provoca la enfermedad de la esclerotinia.

Tras meses de desconocimiento, actualmente desde AVA-Asaja le atribuyen los daños a la técnica reiterada del «fangueo» en los arrozales.

Esta situación es fruto de la normativa agrícola europea de 2007, que prohibe a los agricultores la quema de la paja del arroz „práctica tradicional tras la cosecha de este cultivo„ por los efectos contaminantes y los problemas ecológicos que conlleva, empujando a los agricultores a buscar otras alternativas como el «fangueo» tras la cosecha.

A pesar de que desde 2014 la política agraria común (PAC) permite solicitar determinadas ayudas para la quema de la paja, la situación está lejos de solucionarse, ya que la demanda ha sido muy reducida debido a las consecuencias „en materia de subvenciones„ que conlleva solicitarlas.

Frente a la prohibición de esta práctica, los agricultores han tenido que adoptar otras medidas. La solución más recurrente ha sido el «fangueo», que consiste en incorporar la paja y los restos en el suelo de cultivo, creando una materia orgánica.

El volumen óptimo de esta materia en los arrozales es de un 2 %; sin embargo, hoy en día la media en los cultivos valencianos es de un 8 %, e incluso «en algunos campos del 10 % o más», según explica Miguel Minguet, vicepresidente tercero de AVA-Asaja y responsable de la sectorial arrocera de la asociación. Las zonas arenosas y no inundadas tienen índices más bajos, mientras que en los sectores con temperaturas más elevadas la pudrición es mayor.

Consecuencias en los arrozales

Estos residuos asfixian las raíces de los arrozales, por lo que los mata en la zona radicular. En este sentido, el exceso debilita las plantaciones de arroz, lo que las hace más sensibles frente a la afección de nuevos hongos y la expansión de los ya persistentes en los cultivos.

La esclerotinia es una de las enfermedades que más está afectando a los cultivos de arroz durante el último año. Se trata de un hongo al que nunca se le ha dado importancia por su reducida afección en los arrozales, pero que hoy en día tiene una mayor incidencia porque las plantaciones están más expuestas a las enfermedades. Según un estudio de AVA-Asaja, los ataques de esta plaga disminuyeron en aquellas zonas donde la Consellería de Agricultura autorizó la quema de paja del arroz, mientras que en otros sectores ha seguido avanzando.

Por otra parte, el hongo de la pyricularia tiene un mayor grado de afección en los arrozales, aunque en los últimos meses el porcentaje de incidencia ha aumentado. Como la repercusión era mínima, los agricultores no disponen actualmente de fungicidas para combatir hongos como la esclerotinia o el fusarium, por lo que su control es todavía más difícil. En cambio, sí existe un producto fitosanitario contra la pyricularia: el triciclazol. El inconveniente en este caso es, de nuevo, la normativa europea, que pretende prohibir también este pesticida en un comité de apelación convocado en septiembre.

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