No toda la contaminación de las playas consiste en bolsas, botellas o latas visibles que los bañistas sin escrúpulos dejan sobre la arena o en la orilla. A pesar de las campañas de concienciación, el aumento de papeleras de reciclaje y las limpiezas de los ayuntamientos, la huella de los humanos continúa camuflada entre los granos de arena, amenazando la salud de nuestros mares, de la salud de las especies marinas y por lo tanto la nuestra.

Así lo ha querido recordar y demostrar este fin de semana Greenpeace en la playa de la Patacona, donde ha arrancado una campaña sobre la contaminación de plásticos que extenderán a toda la península. Además de esos residuos que saltan a la vista, están los fragmentos de plástico y los microplásticos originados por la erosión del agua o el sol, que no son apreciables fácilmente. Son trozos de bolsas, botellas, otros envases y desperdicios generados por los humanos que acaban reducidos a un tamaño ínfimo.

Greenpeace lo demostró con un experimento en la playa de la Patacona, en la cual los servicios de limpieza ya habían hecho su trabajo. Allí acotaron un área de medio metro cúbico de arena. En ese espacio tan pequeño hallaron 300 pequeño fragmentos de plástico y otros 170 microplásticos de menos de 5 milímetros de tamaño. Y teniendo en cuenta la superficie de esta y tantas playas...abruma pensar la cantidad de contaminación de plásticos que podrían presentar.

Daño a los animales y humanos

Como explica a este diario el responsable de esta campaña, Julio Varea, se ha comprobado que «hay presencia de estos plásticos en hasta 170 especies marinas consumidas por los humanos». Peces y aves se ven afectados, con plásticos bloqueando sus intestinos y si son consumidos por los humanos podrían acabar en nuestro organismo... Es una circunstancia que desde Greenpeace exigen que se investigue. Incluso la ONU ha apuntado la necesidad de tener más datos al respecto de esta situación.

Esta contaminación se produce por los residuos que se dejan en la playa, los que arrastra el viento, llegan por ríos, o através del desagüe, ya que hasta algunos cosméticos exfoliantes o pastas dentífricas contienen estos microplásticos en forma de esferas.

Greenpeace exige medidas como la reducción de plásticos en los envases, o que nos reintegren un importe de dinero que hemos dejado previamente como depósito hasta devolver un envase de plástico. Son solo algunos ejemplos de medidas a tomar contra ese peligro, casi invisible, que empieza por la concienciación de todos los ciudadanos. Y es que una botella de plástico puede tardar en degradarse hasta 500 años y un hilo de pesca hasta seis siglos.