Arturo Ros, obispo auxiliar de Valencia desde la ordenación que el cardenal Cañizares presidió ayer, eligió como lema episcopal la frase «Properate ad veniam offere» (apresuraos a ofrecer perdón). Se trata de una expresión latina que traduce las últimas palabras que pronunció en valenciano su abuelo mártir, el beato Arturo Ros Montalt.

«Estas palabras», señaló con emoción, «pronunciadas tantas veces por mi abuela, sus hijos y mi padre, resuenan siempre en mi memoria». Ros agradeció la asistencia de los presentes y destacó la «cercanía, comprensión, bondad y generosidad» del arzobispo de Valencia.

En las primeras filas de la Catedral se encontraban los familiares del nuevo obispo auxiliar, encabezados por su madre. Además, asistieron a la ceremonia un grupo de personas con discapacidad procedentes del Cottolengo del padre Alegre de Valencia en compañía de los voluntarios y las religiosas que les atendían.

En el lugar reservado a las autoridades estaba presente, entre otras figuras, la consellera de Justicia Gabriela Bravo. A su lado se situaba Francisco Camps, el expresidente de la Generalitat Valenciana.

Asimismo, tanto el rector de la Universidad Católica de Valencia, Ignacio Sánchez-Cámara, como el Consejo de Gobierno asistieron al evento. La rectora de la Cardenal Herrera-CEU, Rosa Visiedo, también presenció personalmente la ordenación.

Una delegación de los ayuntamientos de Vinalesa y Requena acudió a la ordenación acompañados de sus alcaldes, Julio Martínez y Mario Sánchez. Esto se debió a que el nacimiento de Ros tuvo lugar en la primera localidad, mientras que en el segundo municipio ejerció la mayor parte de sus labores como párroco.

Autoridades eclesiásticas

Una serie de autoridades de la Iglesia han concelebrado con el cardenal la misa de ordenación. Entre los arzobispos que asistieron estaban Carlos Osoro, de Madrid; Juan José Omella, de Barcelona, y Fidel Herráez, de Burgos.

Los obispos de la Provincia Eclesiástica Valentina también participaron, así como los procedentes de provincias como Lleida o eméritos como Rafael Palmero. El secretario general de la Conferencia Episcopal Española, José María Gil, también acudió.