El peor incendio que ha sufrido Xàbia en su historia (por el caos, los daños en viviendas y la catástrofe natural) lleva la firma de un pirómano. Los investigadores y los bomberos no albergan dudas. Además, llama la atención que los otros grandes incendios que han golpeado a este municipio se originaran siempre en septiembre.

La Guardia Civil, según ha podido saber Levante-EMV, ha encontrado en esa «coincidencia» un hilo del que tirar. De hecho, el Seprona está elaborando un informe para analizar los patrones de todos los siniestros y confirmar si tras los otros pavorosos incendios, como el que calcinó hace dos años 444 hectáreas de la Plana del Montgó y el cabo de Sant Antoni, se encuentra la misma mano que ha causado el que arrasa Xàbia desde el domingo.

Para empezar, todos se han declarado en septiembre y la hora de su inicio es calcada. Sobre las 16.00 horas, comenzó el fuego del Montgó y también el del mirador del Puig de la Llorença, en Benitatxell, el primero de los tres que el supuesto pirómano provocó el domingo (además del de la Granadella, causó un fuego en el Saladar, junto a la turística playa del Arenal).

Ni siquiera parece arredrarse cuando existe el riesgo de ser vigilado. En Xàbia, en los últimos veranos, se han sucedido los incendios en bancales (el pasado verano se repetían machaconamente en la zona agricola del Pla). El incendiario estaba detrás. Pero es escurridizo.

Es más, en la tarde de ayer, mientras el fuego seguía devorando hectáreas, el pirómano volvió supuestamente a las andadas. A media tarde «reavivó» el fuego del Saladar. Las llamas alcanzaron una altura de tres metros. Los numerosos vecinos y turistas se echaban las manos a la cabeza. Una nube de ceniza y humo envolvió el paseo del Arenal. Pudo ser un rebrote por las elevadas temperaturas. Pero al pirómano que tiene en jaque a Xàbia no le asusta volver al lugar de sus fechorías.

De hecho, dos horas después, a las 18.00 horas, se desató otro fuego en un campo abandonado de les Valls del Montgó. La Generalitat no dudó de que fue intencionado. Cuatro helicópteros y avionetas tuvieron que dejar el fuego de la Granadella para sofocar el rebrote del Saladar y este conato.

La Guardia Civil, según ha podido saber este diario de fuentes de toda solvencia, cuenta ya con algunos testimonios que podrían conducir a la identificación del autor de los incendios. A ello se une el hallazgo en un ecoparque de Xàbia de varios bidones con posibles restos de gasolina que la Guardia Civil analizará para saber si tienen o no relación con el pirómano.

En 24 horas, el fuego ha transformado el paisaje de Xàbia y, en menor medida, el del Poble Nou de Benitatxell. El incendio ha alcanzado un perímetro de 812 hectáreas. Dentro de ese perímetro, hay bolsas de pinos y vegetación que se han salvado. Este incendio ha sido en extremo destructivo. Por la mañana, la Generalitat situó la superficie quemada en 320 hectáreas. Pero la catástrofe natural sólo había enseñado los dientes. Lo peor estaba por llegar. El incendio se hizo fuerte en los barrancos de la Granadella y avanzó a toda velocidad. En horas, redujo a cenizas una montaña pública litoral (tiene 600 hectáreas de gran valor ecológico y paisajístico). Las llamas bajaron hasta la cala de la Granadella. Toda esta zona se había desalojado a primera hora de la mañana.

A mediodía, el incendio asomó por el linde de la Granadella que da a la urbanización de la Cumbre del Sol, en el Poble Nou de Benitatxell. Y siguió su imparable avance. Cercó las viviendas de las zonas de Begonias, Girasoles y el Pueblo de la Paz, que pertenecen a la Cumbre del Sol. La Guardia Civil y la Policía Local desalojaron a unos 200 vecinos. El fuego causó destrozos en cuatro viviendas. Ardieron setos, pérgolas y cocheras. En Xàbia, en la noche del domingo, otras veinte casas también sufrieron importantes desperfectos e incluso ardió algún coche.

Los 1.400 evacuados de 22 urbanizaciones podrían regresar hoy

Los vecinos de Xàbia y del Poble Nou de Benitatxell se fueron anoche a dormir un poco más tranquilos. Incluso aquellos que extrañaban su cama, ya que pasaban la segunda noche en el instituto Antoni Llidó, en casa de vecinos y amigos o acurrucados en sus coches, ya veían más cerca el final de la pesadilla. Por primera vez en 24 horas de furia desatada, el incendio que ha dejado gravísimos daños en decenas de casas (ayer cuatro de la urbanización de la Cumbre del Sol, en Benitatxell) perdía algo de fuelle. La delegación del Gobierno ya dio ayer una cifra exacta de desalojados: 1.400. Han tenido que abandonar su casa a toda prisa los residentes de 22 urbanizaciones, entre las que están las del Tosalet o Pinosol, dos de las más grandes de Xàbia. Los evacuados en este municipio podrían volver ya hoy a sus viviendas. El fuego, al echarse encima de los sectores de Begonias, Girasoles y Pueblo de la Paz, de la urbanización de la Cumbre del Sol de Benitatxell, obligó a desalojar a unos 200 residentes. Fueron alojados en el colegio público María Magdalena y en el pabellón de deportes de Teulada. Pero estaba previsto que pudieran volver por la noche a sus casas. El incendio parecía que daba una pequeña tregua. Con todo, el día de ayer volvió a ser muy complicado, cuando el fuego alcanzó la Granadella.