La Guardia Civil podría estar a punto de poner cara al pirómano que desató el caos en Xàbia y el Poble Nou de Benitatxell XàbiaPoble Nou de Benitatxellcon una cadena de incendios que obligó a desalojar a 1.400 personas. El fuego más grave, el que ha arrasado la Granadella y ha causado destrozos en más de un centenar de casas (algunas se han calcinado incluso por dentro), se dio ayer, a las 20.21 horas, por estabilizado. Ha calcinado 820 hectáreas.

A esa misma hora, sin embargo, comenzó en Xàbia otro fuego en el vertedero de residuos verdes de Ramblars. El pirómano parece dispuesto a continuar su ofensiva incendiaria. Las llamas alcanzaban los cinco metros de altura. Estaban, en principio, confinadas en el montículo del vertedero. Pero los bomberos y Protección Civil poco podían hacer por apagarlas. El fuego tenía combustible para muchas horas.

Un vecino de la playa del Arenal ha proporcionado a la Guardia Civil un vídeo y fotografías de un hombre que merodeaba por el Saladar el domingo cuando comenzó aquí el cuarto foco de la cadena de fuegos. El instituto armado, según ha podido saber Levante-EMV, considera que esta pista es buena. Le da plena credibilidad. Las imágenes están tomadas desde lejos. Las captó un vecino que vive en un quinto piso. La Guardia Civil ya trabaja en identificar al sospechoso.

También, como avanzó ayer este diario, en el Saladar se han hallado en una zona de contenedores varios bidones de aceite que podían haber contenido gasolina. Es otra vía de investigación que sigue abierta.

El pirómano prendió el Saladar, que es un antiguo humedal que conservaba vegetación de cañaverales, en uno de los momentos más críticos del gran incendio. Se estaba desalojando a centenares de personas. Y provocó ese cuarto foco a escasos cien metros de donde se había montado el Puesto de Mando Avanzado (PMA), en el aparcamiento del restaurante Carrasco. Los investigadores ven en ese hecho rasgos muy típicos en los pirómanos: los del exhibicionismo y el desafío.

Además, la Benemérita trabaja en identificar los dos coches que abandonaron el mirador de la Cumbre del Sol nada más comenzar el domingo, sobre las 16.10 horas, el primer incendio. Ese fuego ya estaba prácticamente apagado (de hecho, se habían retirado los medios aéreos), cuando en dos focos y a unos 40 y 150 metros del primero, comenzó el siniestro más destructivo, el que desató un infierno en numerosas urbanizaciones y obligó a desalojar a 1.400 vecinos que, ayer, tras dos días sin saber si sus casas se habían salvado del fuego pudieron volver a sus hogares. No todos, eso sí.

El alcalde, José Chulvi, comentó que el regreso se estaba realizando de forma escalonada y que a los afectados los acompañaban agentes de la Policía Local, de la Guardia Civil y personal de la Cruz Roja. Los desalojados no saben qué se van a encontrar. Muchos de estos residentes son ancianos británicos y alemanes. Sus casas, por los desperfectos del fuego, pueden no estar ahora en condiciones para vivir. El ayuntamiento, de hecho, ha realojado provisionalmente a algunas de estas personas de avanzada edad en residencias.

El incendio que ha arrasado la Granadella tuvo un comportamiento «extraño», como indicó ayer la consellera de Medio Ambiente, Elena Cebrián. Ha sido forestal y ha avanzado a saltos en las urbanizaciones. Ha destrozado algunas casas (el ayuntamiento está haciendo un inventario de daños) y ha pasado por encima de otras sin causar graves desperfectos.

Mientras, el Poble Nou de Benitatxell pedirá en un pleno que el área afectada se declare zona catastrófica. Quiere que lleguen ayudas cuanto antes para recuperar un paraje de gran valor turístico y natural. Por su parte, la consellera de Medio Ambiente se comprometió a que la regeneración de la Granadella sea prioritaria.