La reaparición del exyonki del dinero, Marcos Benavent, para declarar ante el juzgado por los contratos zombis en Imelsa volvió ayer a remover los cimientos del PP, el partido que lo acogió durante toda su carrera política. El exgerente de Imelsa admitió sin paliativos que en el Partido Popular había una caja B, «como en todos los sitios». Y que en la famosa grabación del «mil, dos mil, tres mil...» se contaba un dinero que procedía «de comisiones, de porcentajes [sobre contratos] que se adjudicaban. Fijamos el 3% de todo el mundo, pues esto es lo mismo». Benavent no negó que fueran él y Rus quienes contaban el dinero en un coche. Cuando reapareció hace dieciséis meses sólo admitió que la grabación era real y ni siquiera quiso identificar a Rus como su interlocutor. Ayer, simplemente, no lo negó.

El exyonki del dinero sí que admitió que las comisiones del 3% las pedía «todo el mundo». Era una especie de peaje a las empresas que «estaba establecido. Ya véis todos los días las noticias cómo van. Lo del 2% o el 3% estamos acostumbrados a ello. ¿Quién lo pedía o no lo pedía? Pues hacía falta y se generaba», admitió sin tapujos.

De estas mordidas del 3%, Benavent se quedaba una parte, que no especificó, y del resto explicó: «Yo llevaba el dinero y la gente que dirigía el partido distribuiría sus cosas. Haría sus pagos en A y en B, no tengo ni idea. Yo de la gestión del partido no tengo nada que decir». Un reparto de comisiones que se hacía prácticamente en cualquier sitio: «en el restaurante, en el coche o en el despacho, dependía». Entre los despachos elegidos para el reparto de mordidas sólo reconoció el suyo propio en la empresa pública Imelsa y el de la concejala Maria José Alcón, tal como demuestran las grabaciones en secreto que hizo el exgerente de Imelsa. Las comisiones se pagaban en dinero contante y sonante. «Siempre en efectivo. En billetes de 100, 200 o 500 euros. ¡No iba a haber facturas, claro!, respondió socarrón.

Benavent sí que mantuvo la cautela de no implicar con nombres y apellidos a destacados exdirigentes populares. Se le preguntó por el nivel de conocimiento que tenían primeros espadas como Rita Barberá, Esteban González Pons, Alfonso Rus y Vicente Betoret de la red del 3%, pero el exyonki del dinero evitó mojarse. «No lo sé, preguntadles a ellos», fue la muletilla que usó para capear el temporal. La posible implicación de los dirigentes populares pertenece a la causa principal del «caso Taula» sobre la que aún persiste el secreto del sumario. Un hecho que el abogado de Benavent no paraba de recordarle desde la retaguardia.

El exyonki del dinero sólo deslizó varios comentarios ladinos sobre algunos de sus excompañeros de militancia. De Betoret aseguró que «como número dos del partido, sí que estaba en la cocina de muchas cosas, aunque yo no sé si tenía conocimiento o no» del cobro de comisiones del 3%. Y respecto a Rus -que declara hoy como imputado por los contratos zombis en Imelsa- sí que explicó que «si no estaba al tanto de todo, de muchas cosas por supuesto». Y sobre Barberá únicamente opinó que vería «lógico» que se la imputara, aunque «el aforamiento la protege de alguna forma».

Y finalizó con varios mensajes a sus antiguos compañeros de partido. «Creo que el PP lo está haciendo bastante mal a todos los niveles. Se lo tiene que hacer mirar mucho. Un partido imputado por corrupción... Otra cosa es que la gente siga respaldando ese proyecto. La gente, en conciencia, tendrá que actuar de la forma que sea. Para mi no lo está haciendo bien, por supuesto». De ahí que lanzó la recomendación generalizada de «ser honesto y decir la verdad. En la vida hay que decir que te has equivocado, "lo siento" y continuar». Y para demostrar la buena «vibra» que lo envuelve finalizó su comparecencia a los medios con un mensaje de «solidaridad y apoyo a los trabajadores de Ràdiotelevisió Valenciana (RTVV), entre los que tengo algunos buenos amigos».