¿Qué medidas se tendrían que tomar en la industria para no contaminar las aguas?
La acción preventiva y corrección en la fuente, que es un principio general en la política ambiental; es decir, para solucionar estos problemas hay que evaluar los procesos productivos para transformarlos.
¿En qué se concreta esa idea?
Nosotros hemos trabajado durante muchos años en la sustitución de productos tóxicos por otros que hacen la misma función o parecida, pero que son menos contaminantes o que son menos intensivos en energía y, por ello, son beneficiosos para el entorno.
¿Cuál es la contrapartida?
En ese caso, si tienes un disolvente que es menos potente entonces tienes que frotar más. No contaminar supone un coste de estar más tiempo frotando. Pero al final muchas de las soluciones que analizábamos salen a cuenta si tienes una visión global, ya que no sólo proteges el medio ambiente, sino que, además, creas puestos de trabajo.
¿De qué manera?
Es una de las paradojas de nuestro sistema industrial, que nos quejamos siempre de la falta de empleo, pero se ha robotizado la economía. Entonces, en el fondo lo que hemos hecho es sustituir la energía humana por robots que a su vez consumen energía. Tenemos, por un lado, un problema de paro y, por otro, de contaminación atmosférica. ¿Por qué lo hemos hecho? Porque a quien lo propone le sale rentable, aunque no lo fuera para la sociedad.
¿El futuro va en esa dirección?
Hemos entrado en una fase que pone en jaque muchísimas cosas. Uno de los libros de Naomi Klein dice «Esto lo cambia todo», refiriéndose al cambio climático. Los efectos ambientales del cambio climático afectan a las especies, a los patógenos y ahora tenemos que cambiar la forma de abordar ciertos problemas, porque el cambio climático «lo cambia todo».
