El tiempo nuevo en la relación política que los gobiernos de la Comunitat Valenciana y Catalunya han acordado abrir se sustenta sobre bases muy concretas. El convenio en materia turística entre los dos territorios, la sintonía para impulsar la reciprocidad televisiva cuando se retomen las emisiones de la antigua RTVV, el consenso en infraestructuras o el desprecio conjunto que suscita al actual modelo de financiación alimentan la nueva etapa de deshielo.

Ni el proceso soberanista, que según el gobierno catalán tiene ya vuelta atrás, interferirá en esa nueva etapa que se abre. Los gobiernos valenciano y catalán pactaron ayer mantener cumbres bilaterales cada seis meses, independientemente del proyecto político de cada uno. «Bajo cualquier circunstancia vamos a mantener una relación estrecha con Cataluña», subrayó el presidente, Ximo Puig. En este punto y ante una pregunta de Levante-EMV, el jefe del Consell dejó muy claro que espera que Cataluña permanezca «siempre» dentro de España porque la considera una pieza básica de la España plural a la que él aspira. «Desde el respeto a la identidad de cada uno vamos a dejar de darnos la espalda y mirarnos de reojo», resumió el presidente catalán.

Además, en clave de partido el encuentro de Puig con el presidente de la Generalitat de Catalunya sirve también al secretario general del PSPV-PSOE para tender puentes entre el socialismo español que aspira a un modelo de Estado federal y los independentistas catalanes y también para que Puig tenga voz propia en una cuestión de Estado como el desafío soberanista.

Por eso, Cataluña y la Comunitat Valenciana abogan por ser buenos vecinos a partir de ahora tras décadas de incomunicación especialmente en los gobiernos de Camps y Zaplana. El primero recibió a José Montilla en 2009 y el segundo sólo se reunió en secreto con Pujol, pero nunca hubo sintonía que sí se percibe entre Puig y Puigdemont, que ayer pasaron prácticamente todo el día juntos.

Los dos gobiernos mantendrán a partir de ahora encuentros periódicos, cada seis meses, según la propuesta que el jefe del Consell, Ximo Puig, lanzó a su homólogo catalán. El objetivo es mantenerlas pase lo que pase en Madrid y también Barcelona en los próximos tiempos. Puig defendió la necesidad de mantener una relación «estrecha» con quien es el mejor cliente comercial de la Comunitat Valenciana. El presidente valenciano y el catalán han calificado la jornada de «histórica» en reiteradas ocasiones. Nunca se había producido un encuentro de este calado desde la Transición.

Puigdemont ya había dejado un mensaje a su llegada al Palau cuando en el libro de honor llamó a compartir el futuro común al estampar la firma en el libro de honor. La herencia de un pasado, la persistencia de un presente y «el reto de un futuro que valencianos y catalanes tenemos el deseo de compartir», según reflejó de su puño y letra en el libro.

Después, el líder catalán regaló a su homólogo valenciano un ejemplar del libro 1707-2014. La pervivència d'una nació" mientras recibió de éste una carpeta con litografías y un ejemplar de la Crònica de Jaume I. Tiempos nuevos.