Ángela Serrano explica que «el conflicto es una escalada, y se inicia por un problema de inadaptación del menor al centro». «En educación —dice— tenemos hoy un grave problema de partida: muchos de nuestros alumnos no quieren estar en el proceso educativo. De ahí se deriva un lastre: la tasa de absentismo en un doble sentido: absentismo físico, porque no vienen a las aulas, y muchos de los que vienen presentan un absentismo emocional: no se implican. El absentismo es sólo el inicio. Luego continúa con falta de disciplina, problemas de conducta, que derivan en trastornos de conducta por no ser bien atendidos, y finalmente en la violencia, que es el último escalón». p. c. valencia