Dice Liliana que en su vida ha tenido dos amores platónicos. Uno fue el baladista argentino Roberto Sánchez, Sandro, y acudió hasta a su velatorio en Buenos Aires cuando hace seis años murió. El otro es Richard Gere. «Desde que hizo Oficial y caballero: ahí me enamoré perdidamente de él», confiesa.

Es argentina, tiene 56 años y ha venido con su bicicleta, con una hora de antelación, a las puertas del Palau de la Música por si puede ver, ni que sea de lejos, al actor. A su marido le ha dicho que hoy se las apañe con la comida: un día es un día. Pero hay días que son de película. Mientras la prensa avanza hacia al interior del recinto, ella se infiltra y logra colarse. Se hace pasar por periodista de un medio inventado. Un pecado menor. Está alucinada. La película, que bien podría titularse Reportera por un día, acaba de empezar.

Cuando entra la estrella para posar ante las cámaras con una Oltra sonriente y un Ribó en el papel de coprotagonista, Liliana se derrite. «Es el mismo caminar de las películas. ¡Me fascina!», susurra. No puede aguantarse. Saca el móvil, comienza a disparar fotos y vídeos mientras exclama: «¡Mi amor!». Después entra a la sala de la rueda de prensa. En su bolso, de correas desgastadas, guarda el tesoro: cuatro películas de Gere vistas y revistas.

Un giro final inesperado

Liliana saca el móvil, un bolígrafo y recibe unas hojas en blanco para meterse en el papel de reportera. La rueda de prensa avanza. Ya no piensa en si le roban la bici y ha de volver a casa a pie como una humilde 'pretty woman'. ¡Qué más da!

Es todo sonrisa y whatsapps. Dice que sus amigas y su marido no la creerán. Pero está pasando y la película se acerca al The end. El giro final es inesperado después de la rueda de prensa y de que Alejandra Silva, pareja de Richard Gere, desvele que han comido «una paella espectacular», la primera que comía en su vida el actor. «Ahora tendré un problema cuando me pida que haga una», dice la gallega entre risas.

Antes de que entren a la sala donde se proyectará Invisibles, Liliana se acerca a la pareja: Richard Gere y Alejandra Silva. A ella, que ha venido sin gargantilla ni pendientes, con las uñas sin pintar y maquillaje el justo, no le intimida la novia rubia. Se planta al lado de Gere y le menciona Oficial y caballero y otras películas. El actor, todo simpatía, responde «caballero» en español y ríe. Liliana le toca la mano e intercambian sonrisas. El final feliz jamás soñado. «He cumplido mi sueño. Nos vemos en el próximo reportaje», se despide al ir a por la bicicleta.