División total. La situación del socialismo valenciano de cara al comité federal del PSOE del próximo sábado, donde se ha de revalidar (o no) la propuesta del secretario general, Pedro Sánchez, de convocar primarias y un posterior congreso federal, puede ser un reflejo del estado de las cosas en el partido, que se presenta a la cita fragmentado, casi roto por la mitad.

Un total de 22 miembros del PSPV, encabezados por el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, forman parte del máximo órgano entre congresos del PSOE, compuesto por casi tres centenares de militantes. Del cupo valenciano, hay siete que manifiestan su oposición a los planes de Sánchez y cinco que los respaldan sin duda alguna. Tres anuncian que se ausentarán y siete prefieren no pronunciarse, ya sea porque aún no han tomado una decisión o porque no quieren hacerla pública.

Por orden jerárquico, el jefe del Consell puso ayer algo de claridad en su postura y, sin palabras gruesas, se distanció de los planes de Sánchez. No es una sorpresa. Horas antes, varios miembros de la dirección autonómica ya se habían expresado en esa línea, empezando por el número dos, Alfred Boix, que ayer insistía por la vía de las redes sociales: «No anteponer tus intereses al proyecto siempre es la base del ADN socialista». Mensaje directo a Sánchez.

En la línea de Puig, con un tono también muy moderado, intentando no abrir heridas, se manifiesta el histórico socialista Ciprià Císcar. «Ahora no es el momento de un debate, sino de centrarse en la posibilidad de formar un gobierno. Si no, vamos a terceras elecciones», declaró a Levante-EMV.

En el lado contrario, el secretario general del PSPV de la provincia de Valencia, José Luis Ábalos, hombre del círculo de confianza del líder socialista en el Congreso de los Diputados, es la cabeza más visible.

El alcalde de Alicante, Gabriel Echávarri „«las diferencias en democracia se dirimen votando», dijo ayer„, la exdiputada por Castelló Susana Ros (amiga de Sánchez y responsable de alguna de sus visitas a Benicàssim, como la última al FIB), el dirigente de la corriente Izquierda Socialista Andrés Perelló y la exalcaldesa de Villena Vicenta Tortosa son otros de los partidarios de la propuesta. Siempre con matices, entre ellos.

Así, Perelló recuerda que él no eligió ni avaló al candidato y que hubiera preferido una consulta, como la que se hizo por el pacto con Ciudadanos, pero «no podemos sacrificar al candidato y entregar el poder a la derecha». El exdiputado defiende un gobierno de izquierdas «de amplia base» y califica de «suicida» buscar ahora otro candidato.

Ros define la propuesta del líder de «lógica, coherente y responsable». «Lo más sensato es que la militancia decida», porque «los barones no son la voz del partido».

En el extremo contrario, la eurodiputada Inmaculada Rodríguez-Piñero subraya que en abril se decidió aplazar el debate «con buen criterio» hasta que se resolviera la gobernabilidad y «no ha cambiado nada». Hace falta la reflexión, admite, «pero no es momento».

En una línea similar, el concejal de Valencia Vicent Sarrià señala que la propuesta del secretario general «no es adecuada en este momento», a un mes vista y en la coyuntura de formación de gobierno.

Otros dirigentes prefieren no mojarse, por ahora. Manolo Mata dice que «tiene mucho que reflexionar con muchos» antes de decidir y el exsecretario general Jorge Alarte prefiere esperar a la posición del PSPV. Carmen Martínez se ausentará porque tiene a la Geperudeta en Quart de Poblet y Elena Martín no puede dejar el negocio hostelero que regenta. Joan Lerma estuvo ocupado todo el día de ayer en el Senado. Carmen Montón, Empar Navarro, Pilar Molina y Antonia García optaron por no pronunciarse.