El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, fue ayer más claro en su portura sobre la estrategia de Pedro Sánchez. El jefe del Consell se distanció del líder del PSOE al rechazar unas primarias, como ha propuesto el secretario general, antes de aclararse la investidura.

No obstante, Puig puso énfasis en no alinearse tampoco con la que parece la contrincante de Sánchez por el trono socialista, la presidenta andaluza Susana Díaz. Negó así ser «susanista», en alusión al grupo de barones que apoyan sin tapujos a la responsable de la Junta de Andalucía, como el extremeño Guillermo Fernández Vara y el castellano-manchego Emiliano García-Page.

«Tengo voz propia „remarcó el presidente de la Generalitat„ y pienso que no ha cambiado nada para que el PSOE cambie el discurso. Primero hablemos de gobernabilidad y, en función de si hay elecciones, hablemos luego del partido».

Puig rechazó que se trate de «uniformizar el partido en dos bandos». El líder del PSPV, que gobierna apoyado en Compromís y Podemos, no congenia con el discurso radicalmente crítico con los de Pablo Iglesias de Díaz ni tampoco con su postura frente a la cuestión catalana, a pesar de su buena relación con Díaz.

Puig, en esta línea, reivindicó ayer en el Cercle d´Economia de Barcelona una «vía valenciana» para dar respuesta a la actual crisis territorial en España mediante una refundación del Estado autonómico que permita, desde el diálogo, reformar la Constitución y avanzar a un Senado federal.