Tras la noche de cuchillos largos vivida por los socialistas el martes por la noche, el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, telefoneó ayer de buena mañana al secretario general de Podemos en la Comunitat Valenciana, Antonio Montiel, el socio clave para la estabilidad del pacto tripartito que mantiene al dirigente socialista en la presidencia del Consell.

El malestar de Podemos ha ido en aumento al ritmo que se precipitaban los acontecimientos en Madrid. La diputada Ángela Ballester ya exigió explicaciones el miércoles por la noche y otros diputados en las Corts Valencianes se manifestaban abiertamente en contra de la operación contra Sánchez. El propio Montiel se mostró ayer «preocupado» por la deriva del PSOE y mantuvo que la posición de Puig sería contradictoria si finalmente avala un recambio de Sánchez que bien a través de una abstención o de unas terceras elecciones —a las que el PP acudiría muy reforzado—, acabe con Rajoy en La Moncloa.

En Podemos cada vez hay más voces que no entienden que el presidente Puig se haya instalado en el bando que lidera la andaluza Susana Díaz frente a Sánchez, mucho más partidario de un gobierno de izquierdas. Máxime cuando en la Comunitat Valenciana fue posible desplazar al PP de las instituciones gracias a un pacto de izquierdas, con Podemos de socio externo.

Después de la llamada, Montiel aseguró en los pasillos de las Corts que seguía sin entender cómo se podía defender, por ejemplo, una financiación más justa para los valencianos y, al mismo tiempo, aparticipar en el bloque que facilitaría la llegada de Rajoy de nuevo a la presidencia.

Respecto a la estabilidad del Pacte del Botànic, Montiel vino a decir que está asegurada ya que los pactos están para cumplirse. «No tienen por qué haber ninguna traslación al Acord del Botànic», subrayó. No obstante, advirtió de que aquellas conductas que se aparten de lo firmado en el Acord del Botànic y supongan un bloqueo de las nuevas propuestas que hemos presentado para hacer avanzar el acuerdo en una dirección de progreso para responder a las demandas de los ciudadanos «las consideraremos como una ruptura».

Indicó que en su partido «no somos simplemente unas comparsas, tenemos unas exigencias y queremos un gobierno ambicioso». A su juicio, en el PSOE «hay un terremoto interior que se deriva de no haber entendido parte de los cambios sociales que se han producido», pero confió en que no entre en una deriva que le lleve a abandonar sus postulados originarios. A preguntas de los periodistas, dijo que Pedro Sánchez «no es que haya sido un radial de izquierdas», y consideró que «ha habido momentos en la historia reciente para haberse plantado como ahora han hecho algunos barones territoriales».