El Comité de Gestión de Cítricos (CGC), patronal que reúne a los principales empresas exportadoras naranjeras de España y tiene sede en Valencia, asegura que el tonelaje nacional que se podrá comercializar en el mercado en fresco será sensiblemente menor al estimado por las previsiones de las administraciones públicas de la C. Valenciana, Andalucía y Murcia.

Ello se deberá a tres factores fundamentales. El primero es la falta de lluvias que ha extendido el problema de calibres y mucha fruta no reúne las condiciones para ser recolectada. Por otro lado, también han afectado los aclareos ya realizados y los que se recomienda hacer para atenuar esta carencia y que reducirán de forma importante la cosecha ahora aforada.

En tercer lugar, el comercio privado asegura que el sector tiene un amplio margen sobre la pasada campaña para incrementar el tonelaje destinado a su transformación en zumo, lo que también descongestionaría el circuito en fresco.

El Comité de Gestión de Cítricos también considera que esta temporada se dispondrá de mandarinas y naranjas de calidad «excepcional», como lo demuestran los estudios del IVIA y del Soivre sobre la relación de acidez y azúcar y que acreditan su alto contenido en zumo.

Según la organización empresarial, los poco más de 7 millones de toneladas de cítricos que se calcula se producirán en esta temporada difieren sólo un 0,8 % con los tonelajes ajustados al final de la citada campaña 2014/15, si bien resultan ser un 16,6 % superiores a los del balance calculado para la pasada, la 2015/16.

A este respecto, tanto el CGC como los técnicos de las tres consejerías de Agricultura que han realizado las previsiones de cosecha, coinciden en remarcar que las dos últimas temporadas «no son comparables» porque ambas han sido «excepcionales» por condicionantes bien distintos: la pasada temporada estuvo marcada por el extremo viento de poniente de mayo de 2015, que provocó una drástica reducción de la producción y la campaña que ahora arranca viene definida por la sequía en todo el arco mediterráneo, lo que ha afectado al tamaño de muchas mandarinas y naranjas.

Tal como han reconocido abiertamente desde la Junta de Andalucía y desde la Generalitat Valenciana, «se impone hacer una revisión de la superficie citrícola realmente plantada, que parece estar bastante lejos de la que se declara oficialmente», resalta la organización presidida por Vicente Bordils.