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Gasto

El Consell pagó 82.201 € por el trofeo de la primera carrera de la Fórmula 1

La sociedad de proyectos echó el resto para confeccionar un galardón diseñado por Calatrava con mensaje que simbolizara la imagen de modernidad

El Consell pagó 82.201 € por el trofeo de la primera carrera de la Fórmula 1

La irrupción de Valencia en el circo mundial de la Fórmula 1 en 2008 tenía como objetivo primordial dejar huella. La prueba deportiva era crucial en el éxito y la consolidación de una forma de hacer política, la de los grandes eventos, que fue seña de identidad del anterior Consell del PP.

Posicionarla como una de las mejores carreras del firmamento automovilístico mundial era, por tanto, clave en aquella estrategia política. Tenía que ser la mejor en cada detalle. Tenía que verlo todo el mundo y además debía propagar una imagen moderna y diferente de la nueva Valencia. Y el trofeo que levantaría el ganador tenía que difundir ese mensaje, el de la modernidad de la ciudad. No podía ser una copa cualquiera. Era necesario que llamara la atención. Por eso, las arcas públicas no escatimaron en dinero.

Como en cada espectáculo deportivo, uno de los momentos más vistos, el que concita todas las miradas y se lleva el mayor impacto mediático, llega cuando el ganador levanta el trofeo. En ese instante, los gestores valencianos querían que la carrera inaugural de 2008 quedara en la retina. El trofeo tenía que ser emblemático.

El diseño corrió a cargo del arquitecto de referencia del Consell del PP, Santiago Calatrava, y reproducía el estilo arquitectónico de la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Lo levantó en agosto de 2008 el brasileño Felipe Massa. Ese trofeo y el resto de los que se entregaron ese día en la prueba inaugural costaron 82.201 euros.

El dato aparece entre las facturas que está desempolvando la heredera de la antigua Sociedad de Proyectos Temáticos de la Comunitat Valenciana y a las que ha accedido Levante-EMV. Entre la documentación figura el coste del trofeo y los que se entregaron ese día. que la sociedad gestora liquidó en al menos tres facturas diferentes.

Aparece también el informe de justificación del gasto, que firman las entonces dirigentes de la sociedad pública, Arantxa Vallés y Dora Ibars. En el documento explican que la Generalitat pretendía diseñar unos trofeos que distinguieran a la sede valenciana frente a otras ciudades por la repercusión internacional que tiene la prueba «significándolos de good will (sic) [reputación de la marca en inglés] y posicionamiento como referencia mundial», escriben en la justificación.

Por eso, la sociedad gestora decide encargar el diseño de las artes y producción de los trofeos a Santiago Calatrava, acción que se realiza sin pliego de bases y con la solicitud de tres ofertas y por un procedimiento negociado. La sociedad pone unas condiciones, entre ellas que los trofeos que distingan a los ganadores presenten un diseño próximo o simbólico al de la Ciudad de las Artes y de las Ciencias de Valencia, el emblema de la ciudad. Por esa razón su producción deberá encomendarse a la empresa o profesional que tenga los derechos exclusivos de reproducción, confiada por el estudio de Santiago Calatrava.

Los derechos del arquitecto

Para ello, la sociedad aprueba un presupuesto máximo de 23.000 euros, Iva excluido, sólo para la producción del trofeo del ganador, un abono que se realiza a la empresa que finalmente acredita que tiene los derechos exclusivos de imagen del despacho de Calatrava. Así, para los trofeos de la Fórmula 1, la sociedad pública abona finalmente dos facturas, una de 28.393 euros y otra de 28.288 euros, que incluyen el diseño y la finalización de los galardones, el desarrollo de los trofeos, el desarrollo con baño de níquel, plata y pulido a espejo; y otra de 25.520 euros, por la producción de los materiales y la realización del trofeo del primer premio.

El despacho de Santiago Calatrava envió un escrito a la empresa que tenía que producir el trofeo y le indica con planos y dibujos cómo tiene que ser el trofeo e incluso escribe que espera construir siete piezas más, una por cada uno de los años de carrera que la Generalitat de Francisco Camps tiene ya comprometidos en ese momento para años venideros. Desde la oficina del arquitecto señalan que ese encargo sólo significa el reconocimiento de unos derechos de autoría, reproducción y distribución, así como cualquier otro derecho que pudiera derivarse de la propiedad intelectual de Santiago Calatrava Valls, por lo que se prohibía la reproducción total o parcial del trofeo entregado así como de sus imágenes ya que pertenecen al arquitecto.

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