En pleno encaje de equilibrios orgánicos, institucionales y de principios políticos, y con la voluntad de ser coherente y desmarcarse de cualquier etiqueta que le incomoda y le granjea problemas. En eso está el presidente Ximo Puig. Ayer, tras haber llegado a casa a las cinco y media de la madrugada después de la fiebre del sábado noche en Ferraz, el líder de los socialistas valencianos fijó su postura política tras la salida de Pedro Sánchez. En declaraciones a los periodistas tras un acto en el Palau de la Generalitat, Puig dibujó sus líneas maestras: su deseo sería un Gobierno progresista en España que, sin embargo, no ve posible; y no quiere unas terceras elecciones pero se opone a apoyar una investidura del PP, ya sea por acción u omisión. Éste es el camino emprendido por el secretario general del PSPV para que no se lo identifique con una eventual entrega de la Moncloa a Mariano Rajoy.

«Yo he trabajado toda mi vida para que no haya Gobiernos del PP», recalcó ayer Puig. «Mi opinión es clara: el PP no ha hecho nada para obtener la confianza del PSOE. Es evidente: nosotros no podemos conformar ningún Gobierno de coalición ni ayudar a su instauración en el poder. Otra cosa „añadió„ es que durante este tiempo se tiene que abrir un espacio de explicar, con sinceridad, las posibilidades reales que hay en este momento. Eso le corresponderá a la gestora: hacer un debate sereno, no religioso, laico, no fanatizado ni demagógico respecto a esta cuestión. A mí me gustaría que las cosas fueran muy diferentes. Me gustaría que se pudiera conformar lo que hemos conformado aquí, pero no es posible».

En línea con la encuesta publicada ayer por Levante-EMV, Ximo Puig también manifestó su rechazo a una nueva cita electoral. «Yo no soy partidario de las terceras elecciones. Otra cosa es que si al final no se dan las circunstancias, deberá haber unas terceras elecciones. Pero quienes se han equivocado no son los ciudadanos, sino los políticos, que no saben gestionar la diversidad y no son capaces de darles solución a los ciudadanos».

Gestionar la diversidad: es un concepto que recalcó en un corrillo posterior. Es su manera de afrontar la convivencia con Compromís, Podemos o la consellera Carmen Montón, alineada a favor de Sánchez y sobre la que Puig mantendrá toda su confianza como titular de Sanidad, según insistió ayer. En respuesta a la diversidad de votos de los miembros del PSPV en el comité federal, Puig restó importancia: «Hemos de hacer un esfuerzo por priorizar lo que es importante en este momento. Para el PSPV, lo más importante es gobernar adecuadamente la Generalitat, en la parte que nos pertoca, y los ayuntamientos. Ésa es nuestra tarea y nuestra prioridad».

Cambiar todos los candidatos

El dirigente socialista subrayó que, en el actual embudo por la formación de un Ejecutivo, «el problema no es el PSOE; el problema es el PP, que no tiene la capacidad de moverse para obtener la confianza de otros grupos». En su opinión, «hay que analizar todas las posibilidades existentes». Y en el caso de fracaso en las negociaciones, Puig fue rotundo: todos los partidos habrían de cambiar de candidato.

Puig considera que el desenlace del comité federal ha sido beneficioso para el partido. «Se necesitaba un 'Big Bang' y se ha producido. Se necesitaba un punto de inflexión y creo que se cerró de la mejor forma posible», afirmó. El exalcalde de Morella quiso borrarse de cualquier proyecto para el nuevo PSOE. «Ni quería estar ni estaré en ninguna dirección federal. Ni ahora ni después del congreso. No voy a estar porque mi gran responsabilidad y mi ambición de progreso y de país está aquí», dijo.