El valenciano Juan Cuenca admitió ayer haber planificado el asesinato de Ingrid Visser y de su pareja y declaró ante el juez que fue el sicario rumano Valentin Ion quien mató a los holandeses a golpes y luego decidió descuartizarlos. Asimismo, dijo que su amigo Serafín de Alba tenía conocimiento de que los cuerpos iban a ser enterrados en su huerto de Alquerías. También implicó a Rosa Vázquez (citada en este juicio en calidad de testigo), la mujer que llevó a los holandeses a la Casa Colorá de Molina, y dijo que ella era consciente de lo que iba a pasar.

Cuenca pidió cambiar su declaración después de un receso de unos minutos. En su primera declaración volvió a reiterar la idea de que un tal Danko era el responsable de las muertes. Un ruso al que él mismo habría ido a recoger al aeródromo de Valencia.

No obstante, posteriormente el presunto cerebro acabó confesando ante el jurado que contrató al rumano y le dio un anticipo de 1.200 euros para matar a la pareja. «No recojo a ningún Danko», admitió el exgerente del club de voley al que pertenecía Visser, quien confirmó que el supuesto ruso «no existe». Por su parte, Valentin Ion también confesó la autoría material de las muertes, pero achacó que hubo un enfrentamiento.