«¡En mi aula no más agua!» «¡Injusticia, manifestación, queremos un colegio sin barracón!» Estos eslóganes coreados a voz en cuello por más de 100 padres y alumnos del Colegio público de Educación Infantil y Primaria (CEIP) nº 103 de Valencia ayer a la entrada de la escuela resumen la indignación de las familias del único centro educativo del Cap i Casal totalmente en barracones. A las promesas incumplidas de construir un colegio de verdad, primero del PP y ahora del tándem Compromís-PSPV, se suma que cada vez que llueve las goteras inundan las aulas.

Ataviados con chubasqueros y paraguas pese a que a que el Sol ya empezaba a caer a plomo a las 9 de la mañana, cualquier turista que de camino a la vecina Ciudad de las Artes y las Ciencias -a 300 metros de distancia y a más de 650 millones de sobrecostes„ hubiera presenciado tan extraña escena pensaría que se estaba rodando una película.

Pero, la del 103 es una película de pesadilla que ya dura 9 cursos para los alrededor de 380 alumnos de este colegio de la avenida de Baleares que ayer se escenificó al ritmo de «Cantando bajo la lluvia». Y es que la última gota que ha desbordado la paciencia de los padres del CEIP 103 fue que en la tormenta de la noche del 14 de septiembre el agua que se filtró por la cubierta mojó hasta dejar inservibles todos los libros de los 16 alumnos de una de las clases de quinto.

La presidenta del Ampa, Raquel Lafarga, critica que incluso «en los barracones nuevos instalados este verano para Infantil ha entrado el agua a través de los agujeros de la instalación eléctrica, mojando las luces y el cuadro de la luz, con el consiguiente riesgo para alumnos y profesores». Al menos, ese día se cumplió el dicho de sempre plou quan no hi ha escola, y los padres no tuvieron que ir a rescatar a sus hijos de las aguas como en 2015.

No obstante la pequeña tromba de unos 15 minutos que cayó el martes 26 en Valencia por la mañana causó nuevas filtraciones. «Caía una cascada por la puerta y chorreaba por las paredes, e incluso nos tuvimos que apartar para no mojarnos», cuenta asombrado Javier, un alumno de quinto que vive su primer año en el 103. Tiene alergia al hongo de la humedad y lleva dos semanas en tratamiento porque las paredes aún están mojadas.

A todo esto se suman los retrasos en la construcción del nuevo colegio, que la conselleria prometió hace un año empezar a construir antes de que acabe 2016. Algo que no va a cumplir, pues la tramitación de la licencia de obras lleva 6 meses atascada en el Ayuntamiento de Valencia. La nueva fecha para el inicio de la obra que ha dado Educación al Ampa es en marzo de 2017, algo que no se cree ningún padre.

«Se pasan la pelota unos a otros»

A las familias les molesta, además de los incumplimientos, que entre conselleria y consistorio «se pasen la pelota unos a otros» ante las graves deficiencias del 103. La valla es insegura y no garantiza la privacidad de los niños, no hay fuente en el patio, las goteras, quién pagará los libros dañados por el agua...

«Conselleria nos dice que la valla y la fuente son competencia del ayuntamiento, que la cubierta la debe reparar Ciegsa y que los libros se los debemos reclamar a Algeco, la empresa que alquila los barracones, y yo me pregunto: ¿De quién son competencia nuestros hijos?, la verdad es que nos encontramos perdidos», lamenta Lafarga.

El CEIP 103, parada obligatoria de la Ruta del Despilfarro que organizaba la izquierda durante los años del PP, parece haber caído en el olvido de los firmantes del Acord del Botànic. Ayer no había ningún cargo del PSPV, ni de Compromís, ni de Podem apoyando a los padres. Sólo el edil de Ciudadanos, Fernando Giner, acudió a dar calor a las familias y denunciar que «tras más de 400 días, el tripartito en el ayuntamiento y en el Consell no ha solucionado nada».