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Concurso de ideas

En busca de la aeronave perfecta

Empresas valencianas han sido pioneras en el uso de los aviones contra incendios que se imponen en Europa

En busca de la aeronave perfecta

La Agencia de Seguridad y Respuesta a las Emergencias de la Generalitat Valenciana se ha dirigido al mercado para realizar una «consulta preliminar» que permita conocer «todas las alternativas» existentes en el uso de aeronaves dedicadas a la extinción de incendios y protección civil.

Sobre el papel se trata de conocer la «última hora» en modelos, tecnología y gestión de aeronaves y preparar los nuevos pliegos de contratación teniendo en cuenta las necesidades específicas de la Comunitat Valenciana y las «soluciones más novedosas y óptimas existentes en el mercado», explica la Generalitat. Sin embargo, en el mismo anuncio se publica un anexo que restringe la búsqueda de nuevas opciones y lo hace con precisión de detalles que cuesta esperar grandes novedades en las ofertas.

En la Comunitat Valenciana han operado todo tipo de aeronaves desde que el gran incendio de Buñol, en 1991, provocado por un rayo, se llevó por delante 20.000 hectáreas. Ha habido exotismos como un avión ruso Antonov operado por lituanos y portugueses que se estrelló en Mariola con cinco víctimas mortales. También ha habido intentos de adaptar el «modelo» americano como el que representa el Douglas DC-7 que en 1995 Avialsa operó en Manises con resultados más bien decepcionantes pese a los 12.000 litros que era capaz de liberar en cada descarga; era lento, necesitaba disponer de todo el espacio aéreo impidiendo el trabajo de otras aeronaves y requería de un avión nodriza para abrirle paso y marcar su trayectoria.

Los grandes aviones no son sin embargo, una opción descartable para el futuro, explica un técnico forestal que ha intervenido en la extinción de decenas de incendios. «Se han modernizado y operan con más agilidad sin dejar de incrementar su capacidad y precisión en la descarga», asegura.

En Estados Unidos se proyecta habilitar un Boeing 747 con 75.000 litros en sus bodegas que duplica la capacidad de los DC-10 utilizados hasta ahora. «Pueden frenar un frente de fuego en una sola pasada», recuerda el experto.

Sin embargo, el peso de la extinción ha recaído hasta ahora en los hidroaviones CL-215 del 43º grupo del Ejército del Aire, equipados con motores de pistón, de los que algunos fueron remotorizados o sustituidos por el más moderno CL-415, cuya estampa es desafortunadamente muy frecuente en el verano valenciano.

Por su parte, una empresa valenciana, Avialsa, fue pionera en el uso de los míticos aviones «Dromader» polacos y más recientemente en el Air-Tractor AT-802, con más de 3.000 litros de capacidad y que se ha convertido en el estándar del sector en Europa gracias al conocimiento que la firma valenciana tiene de sus prestaciones, puestas a prueba en decenas de incendios.

En helicópteros de gran capacidad, la situación es más complicada. En España se han usado en extinción y para el transporte de brigadas varios modelos de las compañías Bell, Sokol,etc. Sin embargo, el sector de los helicópteros de gran capacidad está a punto de quedarse huérfano con el final de la vida operativa de los «Kamov», helicóptero ruso de dos rotores y gran capacidad (4.500 litros en el helibalde). Existen opciones en el mercado americano —en algunos estados se han empleado los «Chinook»— aunque en España no existe experiencia.

En cualquier caso los expertos consultados por Levante-EMV recuerdan que por encima del tipo de aeronaves puede ser mas importante el diseño de un sistema de gestión, disponer de un equipo humano especializado en atender las necesidades de las aeronaves, su operación y mantenimiento, o incrementar su potencial disminuyendo el tiempo de traslados desde y hacia las bases, habilitando helipuertos de campaña o buscando otras fórmulas de proximidad.

El Comité de Expertos convocado por la Generalitat a raíz de los incendios de 2012 ya apuntaba algunas de estas ideas, que han tenido escaso desarrollo y que el director de la Agencia de Seguridad y Respuesta a Emergencias, José María Ángel, se comprometió a recuperar en Les Corts.

La paradoja de la extinción

Finalmente, los técnicos de la Generalitat hablan con frecuencia de la «paradoja de la extinción». «Cuando más eficaces seamos, más continuidad de monte y más inflamable tenemos listo para arder, sobre todo si no hay una gestión preventiva del bosque que ahora mismo no existe», apuntan.

La Plataforma Forestal Valenciana advierte: «El escenario de cambio climático hace que vayamos a campañas más largas, con el consiguiente coste en extinción. Ante este escenario hacen falta infraestructuras resistentes al fuego porque los grandes incendios forestales que se nos avecinan superan la capacidad de extinción, por mucho que aumenten los medios», concluyen.

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