Los profesionales que trabajan en la prevención o el tratamiento de adicciones a drogas -cabe recordar que el alcohol es una, aunque sea legal-, aseguran que los cuadros de alcoholismo suelen ir ligados al consumo de otras sustancias. «En la mayoría de casos saltan las alarmas en la familia por el consumo de cannabis y después se descubre también un abuso o relación conflictiva con el alcohol», asegura Fernando Ribas de Pina, técnico en Prevención de Proyecto Hombre Valencia. No obstante, suelen empezar a «pasarse» con el alcohol porque «tienen más fácil empezar», y después consumen otras sustancias.

El técnico explica que los jóvenes «beben poco o nada durante la semana y el viernes o sábado se lo beben todo» y el principal desencadenante de estas actitudes es la «falta de percepción del riesgo». Además, también influyen «la impulsividad» y las «ganas de experimentar», sentimientos y comportamientos típicos en la adolescencia llevados al extremo, por lo que, en general, no se puede hablar de un perfil de joven alcohólico que se repita.

En Proyecto Hombre tratan casos desde los 13 años, y hacen terapias tanto individuales -para fomentar la autoestima y la comunicación y otras habilidades sociales-; como en grupo -a modo de herramienta terapéutica-; o mixtas -junto a la familia-. En todos los casos se trata de una asistencia personalizada y una labor de acompañamiento, ya que el menor no tiene algunas habilidades, herramientas ni experiencia para afrontar la situación.

Actitudes aceptadas

Ribas de Pina apunta que habría que incidir más en la educación y en la prevención, en lo que coincide la psicóloga Isabel Senabre. «Nuestros jóvenes tienen la idea de que beber está muy instalado en cada evento cultural: ¡todo se celebra bebiendo!», se lamenta la psicóloga. Es por esto por lo que considera que reciben «información contradictoria»: por un lado se les dice que el alcohol no es bueno, pero por otro lado «están familiarizados» por los padres, amigos... «Es una droga con la que todos tenemos contacto», matiza.

Senabre considera oportuno que se eduque más a los padres y a la sociedad en general, y también cree que se deberían realizar campañas de prevención, pero en «lugares de consumo y sitios de ocio en el momento que se va a beber», para que los jóvenes «tengan la información y piensen».