Fue la más veterana ayer en el Palau de la Generalitat, a sus 103 años. Pero ese no es, ni de lejos, el mayor de sus méritos. Alejandra Soler, la primera mujer que recibe la Alta Distinción de la Generalitat Valenciana, protagonizó también uno de los momentos más emotivos de la ceremonia institucional del 9 d'Octubre, incluso arrancó alguna lágrima entre los presentes. Al recibir la medalla, la besó y se dirigió al público para pedir a los asistentes que trabajen por hacer «un mundo mejor», alegato que desató un gran aplauso.

Soler fue una de las primeras atletas valencianas y una de la primeras mujeres universitarias de España. Ser pionera en tantos campos le ha valido un espítiru aún joven, como demostró ayer a pesar de necesitar ayuda para desplazarse: «Aunque uno se desmorone poco a poco, hay que seguir con las botas puestas», dijo una vez finalizado el acto de entrega de las distinciones.

A continuación quiso hacer un llamamiento a la generaciones venideras: «La historia no puede parar; siempre va hacia adelante», animó a los jóvenes.

Soler se sintió especialmente «feliz» y «emocionada» al recibir este reconocimiento «en mi tierra». «Es una maravilla y un honor», dijo la veterana maestra.