Cañas y árboles de hasta dos metros de altura ocupan amplias zonas del nuevo cauce del Turia, que habitualmente y llegadas estas fechas, era objeto de trabajos de mantenimiento por parte de la Confederación Hidrográfica del Júcar en previsión de las riadas propias del otoño.

A diferencia de lo ocurrido otros años, además de la presencia de cañas, abundantes en los lugares donde circula ocasionalmente el agua, destaca la de plantas como los chopos que han logrado ya un cierto desarrollo y que podrían interferir la circulación del agua.

El cauce nuevo del Túria fue construido durante la década de los años sesenta para evitar riadas destructivas como la que arrasó Valencia en 1957. El cauce fue diseñado con una capacidad de evacuación de hasta 5.000 metros cúbicos por segundo, más de 1.000 por encima del máximo caudal estimado en la riada de 1957.