Fueron un lujo solo al alcance de ex presidentes de la Generalitat. Con ellos se desplazaron los molt honorables y/o sus escoltas y desde sus asientos se cerraban acuerdos y se movían los hilos de la política. Seguramente encierran secretos por los que muchos pagarían, pero reducidos a bien de mercado son hoy un auténtico lastre. Hasta cinco vehículos oficiales de alta gama acumulan polvo en los garajes del parque móvil sin que el nuevo Consell de Ximo Puig sepa muy bien qué hacer con ellos, si bien lo más probable es que acabe subastándolos.

Forman parte de la herencia envenenada de los gobiernos populares, símbolos de una etapa de vinos y rosas hoy finiquitada, pero de la que aún perviven recuerdos como estos molestos coches. Nadie quiere utilizarlos porque son poco prácticos y tienen un elevado consumo energético. Además, alguno está estropeado y a la inversión que supusieron para las arcas autononómicas habría que añadir elevadas reparaciones.

Según las estimaciones de la Conselleria de Hacienda, la Generalitta ha pagado a lo largo de los años por los cinco vehículos un total de 588.ooo euros (97 millones de las antiguas pesetas). El Consell intentará recuperar parte de este dinero, ya que mantiene la idea de subastar los vehículos. El anterior Consell de Fabra realizó dos subastas de coches oficiales (en 2012 y en 2014), pero dejó fuera del proceso estas cinco unidades. En Hacienda sospechan que con la omisión se intentaba ocultar «la situación de estos vehículos de lujo que evidencian los excesos de anteriores mandatarios».

Y es que hay casos sangrantes. En el top de coches costosos está el Audi A8 blindado usado por Eduardo Zaplana. La inversión total (incluido el impueto especial de 31.000 euros) alcanzó los 302.000 euros. Camps lo usó de forma puntual para desplazarse al País Vasco y a Madrid y quedó en desuso en julio de 2011 cuando dimitió. Desde entonces ha estado parado y no se ha arrancado desde enero de 2015. Para Camps, la Generalitat compró en 2005 otro Audi A8 (este no blindado) con un coste global de 85.000 euros. Posteriormente fue utilizado por Alberto Fabra. No se usa desde junio de 2014. En 2006 se compró un Audi A6 por 74.394 euros, que también se destinó a Camps. La última vez que se movió el vehículo fue en julio de 2015.

Dos Audi A4 completan la lista de vehículos en dique secto. En este caso, el detino eran los escoltas del presidente Camps. En 2005 se formalizó un contrato de renting por 920 euros al mes cada uno, pero en 2010 se acabaron comprando por alrededor de 16.000 euros cada uno. En total, entre renting y compra, los dos coches costaron 127.000 euros. Uno de ellos está averiado. Con todo, esta inversión no tiene en cuenta otros gastos en concepto de mecánica y neumáticos para mantener estos coches en condiciones. Por uno se pagó 25.800 euros y por el otro, 16.900 euros.

Hacienda apunta también el gasto en impuestos e ITV en el resto de vehículos.