En la imagen, el oficial del registro civil señala con su dedo al bebé que una joven sostiene en sus brazos y pregunta incrédulo al hombre maduro si de verdad cree que el hijo es suyo antes de inscribirlo. La escena está ambientada en el portal de entrada a la Lonja de la Seda, y recoge sus columnas góticas, el patio de naranjos y el esplendor y el detalle que Borrás Mompó quiso poner en la obra. ´El registro´ es uno de los cuadros de pintores valencianos que junto a 32 obras de Joaquín Sorolla, genio valenciano de la luz, tiene en su poder el Museo de Bellas Artes de La Habana y que viajarán a Valencia para ser expuestos si fructifica una iniciativa de la Generalitat con el respaldo de la Fundación Aguas de Valencia.

El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, ha visitado la galería de pintura más importante de Cuba junto al embajador de España en la isla, Juan Francisco Montalbán, y ha anunciado que su gobierno trabaja para que se celebre "una gran exposición en Valencia de obras de pintores valencianos que se encuentran en Cuba. Estamos estos días en una misión comercial con empresarios valencianos pero también son importantes los lazos culturales que nos unen. Queremos crear un marco de colaboración con el Museo de Bellas Artes de La Habana, una línea de conexión con el IVAM y otros organismos culturales valencianos, para cooperación y apoyo mutuo", ha declarado el presidente.

Junto a Puig han comparecido el conseller de Economía, que le acompaña en la misión comercial, y el presidente de Aguas de Valencia, Eugenio Calabuig, cuya fundación cultural sería la patrocinadora de la muestra de pintura valenciana radicada en Cuba. Junto a los 32 cuadros de Joaquín Sorolla que atesora el museo de La Habana hay también obras de otros destacadísimos pintores valencianos del siglo XIX y principios del XX, como Benlliure, Pinazo, Benedito, Cecilio Pla, Mongrell, Vila Prades o Vicente López.

El conservador de pintura española del Museo de La Habana, Manuel Crespo, explica que esta inusual presencia de obras de Sorolla en la isla se debe a que los lienzos, adquiridos en origen por coleccionistas de Estados Unidos, pasaron a manos de ciudadanos cubanos. "Sorolla se pasó de moda en Estados Unidos, donde había sido muy popular, y sus obras se pusieron en el mercado a buenos precios". Los coleccionistas cubanos aprovecharon la ocasión y los cuadros llegaron a la isla. Luego, pasaron al museo estatal por ´donación´, eufemismo que alude a que se quedaron colgados de las paredes de los acaudalados ciudadanos cuando estos abandonaron Cuba al estallar la revolución castrista o a que las obras fueron incautadas a sus entonces propietarios.

Antes de visitar las obras de Sorolla y otros artistas valencianos, Puig ha acudido al Instituto de Cinematografía de Cuba, donde su propuesta de realizar una serie en régimen de coproducción sobre José Martí, héroe de la independencia de la isla, ha sido muy bien acogida. Martí, cuya estatua monumental preside una de las plazas más importantes de la capital cubana, muy próxima al museo de Bellas Artes, era hijo de valencianos y vivió en la capital del Turia varios años, siendo una figura muy reconocida en el país, que ha dado su nombre a su aeropuerto internacional.