Dos años y dos semanas después de haber dejado Roma para llegar a Valencia como nuevo arzobispo, el cardenal Antonio Cañizares saca hoy adelante su primer plan de gobierno. Cuando aterrizó en la sede valentina se encontró con el segundo programa trianual que había impulsado Carlos Osoro, su predecesor. Las manos las tenía, en cierto modo, atadas. Hoy, en un acto al que el arzobispado ha querido dar un gran realce escénico suspendiendo la misa de la catedral, la Asamblea Diocesana convocada en la Seo para las diez de la mañana aprobará el Proyecto Diocesano de Pastoral Evangelizadora: ocho proposiciones y 233 líneas pastorales prioritarias para toda la archidiócesis de Valencia.

Es una hoja de ruta para los próximos años que las parroquias valencianas habrán de seguir y que pivotarán en torno a cuatro grandes ámbitos: comunión, liturgia, anuncio y caridad.

Por lo que ha trascendido del borrador „enviado a las parroquias y sobre el que se han presentado alegaciones y propuestas„, figuran como prioridades para la diócesis «la acogida a los alejados de la Iglesia»; la celebración de los sacramentos como «momento privilegiado para acercarse a los no practicantes que acuden a un bautizo o a una comunión»; el papel evangelizador de la familia; y las maneras de afrontar las situaciones de dificultad económica o las nuevas formas de pobreza.

En una carta enviada en el proceso que concluirá hoy, el cardenal ya ha advertido de la importancia que le concede a la reevangelización de la sociedad. «Ha llegado ya el momento, sin dilaciones ni demoras, de ponerse manos a la obra en este anuncio, de poner nuestras comunidades y parroquias, nuestra diócesis en pie, listas y en disposición para evangelizar», subraya.

Con este plan de gobierno y tres nuevos obispos auxiliares „Esteban Escudero, Arturo Ros y Javier Salinas„, Cañizares abre una nueva etapa tras un inicio de pontificado marcado por las polémicas que quiere dejar atrás.