Es el tumor más frecuente entre las mujeres: una de cada ocho valencianas desarrollará un cáncer de mama a lo largo de su vida pero las mujeres le están perdiendo el miedo. El cáncer de mama «no es el peor, es el que hoy se puede curar y esa percepción ya ha llegado a la gente», afirma la jefa del departamento de Hematología y Oncología del Clínico, catedrática e investigadora puntera en el área, Ana Lluch.

El año pasado este tumor se llevó a 629 mujeres, todavía demasiadas, pero muchas menos de las que sucumbían a la enfermedad hace unos lustros. En los 24 años que lleva en marcha el programa de cribado para la detección precoz de estos tumores, la mortalidad ha descendido un 28 % y ahora se llega a tasas de supervivencia tras el diagnóstico del 96 % durante el primer año y del 78 % a los 10 años según los porcentajes que ayer mismo ofreció la Conselleria de Sanidad con motivo de la celebración hoy del Día Mundial contra el Cáncer de Mama.

Del total de 2.500 nuevos casos detectados al año, algo menos de la mitad se encuentran en las exploraciones mamográficas que se hacen a las mujeres de entre 45 y 69 años dentro del programa de cribado. Las valencianas que aceptan integrarse en las pruebas crece año tras año y en 2015 fueron más de 317.000. La tasa de detección de cáncer gracias a las mamografías programadas es de 4,16 por mil con alrededor de 1.087 casos detectados el año pasado.

Cuanto antes, mejor

Lluch insiste en la necesidad de entrar en el programa (el 72 % de las mujeres convocadas participa) ya que en estas pruebas ocho de cada diez tumores detectados están en estadios muy tempranos, «lo que nos ayuda a garantizar un tratamiento temprano y una mejor perspectiva». «Queremos detectar cánceres que no se toquen ni se vean y eso es posible en los cribados».

En el buen pronóstico que tiene este tipo de tumor -muy alejado de otros cánceres- ha tenido mucho que ver estos programas de prevención pero, sobre todo, los años de investigación, que aquí avanza a pasos de gigante. «Es un tumor que afecta a mucha gente y el que sea tan social y se visibilice tanto también ha ayudado a que la investigación tenga más recursos», reconoce Lluch.

Aunque sigue haciendo falta. El cáncer de mama no es único y hoy en día se diferencian hasta tres subtipos claramente diferenciados en los que los resultados de los diferentes investigaciones y ensayos clínicos son dispares. Entre el 65 y el 70 % de los 2.500 nuevos casos de media al año corresponden a tumores de procedencia hormonal, los llamados luminales que se atacan con terapia hormonal. Hasta un 20-25 % corresponden al subtipo HER-2, «los que sobreeexpresan esta proteína en más cantidad» y para el que, ahora hay «tres fármacos importantes de tipo biológico». En este subtipo es donde, en los últimos años más se ha notado el avance de los laboratorios.

«Hace 15 años eran los más agresivos y las pacientes recaían porque no teníamos fármacos, hoy todo ha cambiado», reflexiona Lluch. El resto de tumores de mama, los triple negativo, son en los que los estudiosos tratan de conseguir ahora un avance igual de significativo ya que, por el momento, «se aplican tratamientos inmunológicos pero hoy por hoy son los más agresivos y donde más se está volcando la investigación», apunta la jefa de Oncología.

«Aunque no lo parezca, se sigue avanzando. Esta misma semana en el congreso europeo se dieron datos de que ya se puede vencer la resistencia a los tratamientos hormonales de los nuevos fármacos que se dan en el cáncer de mama más habitual y es una buena noticia. Lo que queremos es seguir trabajando y que llegue el día que, en vez de cronificación, podamos hablar de curación».