Llevaba dos meses sin salir a buscar chatarra porque había estado mala y, casualidades de la vida, esa misma mañana iba a salvar a una persona de una muerte segura. De hecho, Didila Tincuta, de 52 años y nacionalidad rumana, reconoce que lo primero que pensó al ver al hombre allí tendido boca arriba entre las cañas, junto a la carretera Font en Corts, es que estaba muerto. La mujer paró a dos ciclistas que pasaban en ese momento por la carretera gritando: ¡Muerto, muerto!, ya que apenas chapurrea el español. Fueron éstos los que telefonearon a la Policía Local, que requirió a su vez a los bomberos para rescatar al herido. Didila reconoce que lo vio al asomarse por la barandilla en busca de los huevos que en ocasiones ponen las gallinas que se escapan de huertos próximos al lugar. I. C. valencia