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Investigación

Sorprenden a Tauroni y Blasco haciendo transferencias con un móvil desde la cárcel

El dispositivo de telefonía, que no está permitido en el centro penitenciario, estaba guardado en el hueco habilitado en un libro

De izquierda a derecha, Augusto César Tauroni, Alejandro Català y Rafael Blasco durante el juicio en el que fueron condenados. efe

El tándem de conveniencia creado desde hace décadas entre Augusto César Tauroni y Rafael Blasco sigue haciendo de las suyas. Los funcionarios del centro penitenciario de Picassent donde ambos cumplen seis años de condena por el desvío de ayudas a la Cooperación requisaron al empresario de cabecera del exconseller un teléfono móvil con acceso a internet con el que habrían realizado transferencias bancarias, según confirman a Levante-EMV varias fuentes conocedoras de los hechos.

Tanto la tenencia de teléfonos móviles como el acceso a internet en el centro penitenciario de Picassent está totalmente prohibido para las personas que cumplen condena. De hecho, tal como confirman fuentes del centro penitenciario, ni los mismos funcionarios pueden hacer uso de sus terminales móviles durante su jornada de trabajo, ya que deben depositarlos en las taquillas antes de acceder a los módulos de internamiento.

La incautación de la terminal de telefonía se produjo tras un arduo seguimiento de ambos internos por parte de los funcionarios del centro penitenciario. La alarma saltó, según explican fuentes conocedoras de los hechos, al detectar que Tauroni dejó de hacer uso del derecho a las llamadas autorizadas a todos los internos.

Las comunicaciones telefónicas para los presos están limitadas a un tope de 10 llamadas a la semana de hasta 5 minutos cada una. Para poder realizarlas, todos los presos precisan una «autorización previa a la dirección del centro, indicando datos de las personas con las que se desee contactar, su dirección, número de teléfono y titularidad del mismo, así como parentesco o relación que mantienen con el interno o interna», según el reglamento de Instituciones Penitenciarias. Las llamadas están limitadas a diez personas que deben ser supervisadas por el centro penitenciario. Tauroni no perdonaba una y agotaba la decena de llamadas permitidas todas las semanas, según explican a Levante-EMV las mismas fuentes.

Auxiliares de biblioteca

El seguimiento a ambos presos y los cacheos y registros aleatorios dieron finalmente sus frutos. Los funcionarios hallaron el móvil escondido en el hueco habilitado en el interior de un libro.

Un libro disimulado entre muchos otros libros ya que tanto Tauroni como Blasco habían logrado convertirse en auxiliares de la biblioteca del centro penitenciario Antonio Asunción de Picassent. Incluso el exconseller cumple su condena en un «módulo de respeto», el 26, en el que permanecen ingresados internos ejemplares y que muestran buen comportamiento, según explican a Levante-EMV fuentes del centro penitenciario.

Tras el hallazgo del libro con el móvil escondido, el empresario Augusto César Tauroni asumió la responsabilidad por la tenencia ilícita del dispositivo, por lo que exculpó al exconseller de esta irregularidad. Ésta seria la razón por la que el considerado como el cerebro del «Caso Blasco» habría sido trasladado recientemente desde el centro penitenciario de Picassent (l´Horta) al de Albocàsser (l´Alt Maestrat).

Fuentes próximas a Tauroni niegan a Levante-EMV tener constancia de la presunta infracción cometida por el empresario ya que, explican, se le habría abierto un expediente que se debe notificar al interno y a su letrado para poder alegar porque puede conllevar que se adopten medidas disciplinarias.

Las mismas fuentes explican que la razón «oficial» esgrimida para este traslado forzoso, que sólo se puede recurrir mediante la interposición de un recurso contencioso-administrativo, es la «saturación» del centro penitenciario de Valencia. Un exceso de presos que ha provocado el desplazamiento de unos 300 internos.

Tauroni cumple una pena de seis años de prisión como cooperador necesario de Rafael Blasco (condenado también a seis años y seis meses) en el desvío de ayudas destinadas a Nicaragua. Tauroni permanece en la cárcel desde el 26 de febrero de 2012. El empresario solicitó este verano que se le concediera el tercer grado pero el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria y el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV) lo rechazaron porque consideran que existe «riesgo de fuga del penado, con intereses en el extranjero»,por la falta de arrepentimiento y «la escasa colaboración que ha demostrado para reparar las consecuencias de los delitos» por los que fue condenado. Y, además, tanto Tauroni como Blasco aún deben afrontar dos juicios más por el desvío de otras ayudas a distintos países y para el Hospital en Haití, que nunca llegó a construirse.

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