El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, ha roto esta mañana su silencio sobre el trascendental comité federal del PSOE, que el domingo aprobó por un amplio margen (139 votos frente a 96) la abstención de los diputados del partido en la inminente investidura de Mariano Rajoy.

El líder de los socialistas valencianos ha admitido la complejidad de la postura adoptada y que él mismo respaldó, pero se ha mostrado convencido de que «los ciudadanos lo entenderán a medio y largo plazo», porque lo que ha hecho el PSOE es «poner por delante el interés general».

Puig ha reiterado que la posición del PSOE no ha cambiado a pesar del paso aprobado: «Estoy en contra de la política de Mariano Rajoy. No hay acuerdo ni cambio de rumbo. No es un viraje histórico. Solo es una decisión instrumental».

Ha recordado además que en algunas comunidades ya se habían tomado posturas de este tipo en el pasado. Se ha referido así a la abstención del PSC en favor de Artur Mas o al acuerdo entre el PSE y el PP para que Patxi López gobernara en Euskadi.

El secretario general del PSPV ha defendido la disciplina de voto y entiende que no habrá fuga de votos enttre los diputados valencianos. «El PSPV ha jugado desde la diversidad y no se ha intentado presionar», ha dicho. Así, «lo razonable», tras el debate realizado, es que «hay que acatar las decisiones».

Y lo que vale para el PSPV, vale para los socialistas catalanes, ha añadido. No obstante, se ha declarado «en contra de la confrontación» y ha realizado una llamada al diálogo para evitar soluciones radicales, como la exclusión del PSC de los órganos del partido.

Puig no cree que el Pacte del Botànic pueda resentirse por una cuestión ajena al Gobierno valenciano. Ha ofrecido en este sentido a los socios del Botànic, Compromís y Podemos, trasladar las medidas que tengan un carácter estatal al Congreso de los Diputados.

Puig ha insistido en la línea de otros dirigentes territoriales que «es una mala noticia para Rajoy gobernar en minoría». Su decisión, ha subrayado, ha tenido que ver con que la mayoría de valencianos no desea unas terceras elecciones.