Al piloto se le ve apurado. Es noche cerrada y está a los mandos del vuelo de Iberia 435 que hace la ruta de Palma de Mallorca a Madrid. A una altura de 26.000 pies y a unas veinte millas de la costa de Valencia, en las inmediaciones de Sagunt, avisa algo atribulado a la Estación de Alerta y Control.

-Es para informarles de que, según nos comunica Barcelona, en nuestra ruta no hay ningún tráfico y tenemos a la vista nosotros un ovni que da destellos rojos y blancos. (...) Nada, ni idea: es un, es una cosa, es un ovni que? que cambia de blanco a rojo. Al principio nos creíamos que era un avión, pero nos informa Barcelona que en nuestra ruta no hay ningún avión -insiste el piloto en la grabación magnetofónica transcrita.

El vuelo tuvo lugar el 25 de febrero de 1969. El supuesto ovni figura entre los 80 expedientes desclasificados de «Avistamientos de fenómenos extraños dentro del espacio aéreo español» que el Ministerio de Defensa acaba de digitalizar y colgar en la Biblioteca Virtual de Defensa. Son 1.900 páginas de avistamientos entre los que figuran distintos casos vividos en territorio valenciano.

En este caso de febrero del 69 se trató de un objeto que emitía, a intervalos, destellos de luz blanca y anaranjada de una duración de 10 a 15 segundos y que estuvo siguiendo al avión de Iberia 435 unos quince minutos hasta que se perdió, a gran velocidad, a las 21.50 horas.

En el expediente de 88 páginas ahora disponible a un clic se descubren hechos muy curiosos. Tras aquel episodio, según relata un informe interno del Ejército, la Guardia Civil realizó «discretas indagaciones» entre el vecindario de Sagunt y Port de Sagunt. Nadie había visto nada extraño en el cielo a esa hora.

Rastreo por once municipios

Pero no acabó ahí; las investigaciones sobre el terreno siguieron por Sagunt, Llíria, Chelva, Chiva, Villar del Arzobispo, la Vall d´Uxó, Segorbe, Jérica, Nules, Viver y Llucena del Cid. Así toparon con el guarda de la Hermandad de Labradores y Ganaderos de Chiva, que aseguró a los investigadores que había visto a una distancia de 15 o 20 kilómetros, hacia las 19.30 horas de ese 25 de febrero, «la figura de la letra M muy grande en humo negro, que poco a poco se fue difuminando hasta desaparecer». Media hora después, el motorista del motor de riego San Lucas observó en el espacio un objeto luminoso a la altura del paraje de La Serratilla de Chiva. Estaba a unos 3.000 metros de altura. Se desprendió de él un segundo objeto brillante más pequeño. Y ambos desaparecieron.

En el expediente final del teniente coronel de Aviación que ejerció como juez de dicho sumario, se plantean las opciones de lo que pudo ser aquella luz blanca y roja: otro avión, un globo sonda meteorológico, un satélite artificial, restos aeroespaciales o algún astro que produjera el fenómeno visual relatado por los protagonistas. La más verosímil, concluye el expediente, es «identificar al objeto extraño como el planeta Venus». Porque el objeto no identificado estaba en la posición del planeta Venus. Así, y con críticas al «sensacionalismo» de la prensa, zanjan el expediente Ovni del 69.

Hay otro fenómeno ufológico sucedido tres meses antes: 4 de noviembre de 1968, entre Valencia y Sagunt. Ese día, a las 18.23 horas, la tripulación del vuelo Iberia 249 de Barcelona a Alicante comunica el avistamiento de una luz muy grande con dos luces laterales pequeñas. Poco después observan un movimiento descendente y la luz se apaga para, posteriormente, ascender y encenderse de nuevo. Finalmente se apaga y se pierde hacia el Mediterráneo. No hubo investigación posterior. «El efecto descenso-disminución de la luz sugiere la posibilidad de un foco vertical (faros de aterrizaje, por ejemplo) que dejaría de verse cuando se observa desde un plano superior», sostiene la conclusión del informe.