El general Miguel Ángel Ballesteros, director del Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE), está convencido de que sólo derrotando al Estado Islámico (EI) allí donde se ha hecho fuerte -Siria, Irak o el Sahel- e impidiendo que se apodere de nuevos estados debilitados -Libia, por ejemplo- se podrá vencer al terrorismo islamista. Alaba la lucha contra el yihadismo de los servicios policiales y de inteligencia españoles y critica con dureza la inacción de Europa que ha llevado a millones de personas a tener que huir de sus hogares porque nadie atajó a tiempo el avance del EI.
¿Está el EI en condiciones de cometer hoy un atentado como el del 11-M o los de París, Bruselas o Niza en territorio español?
Nunca es descartable un atentado en ningún territorio, pero, si nos atenemos a los últimos 12 años, desde el 11-M, hay que decir que en España la iniciativa la llevan la Policía y la Guardia Civil: en cuanto aparece una célula que empieza a radicalizarse, es neutralizada, así que hay que ser optimista por razones obvias.
¿Cuánto de eso le "debemos" a ETA?
Cuando un cuerpo policial se ve obligado a desarrollar un modelo de cooperación como el que España y Francia desarrollaron tras décadas de durísima lucha contra ETA, el modelo es un éxito que ahora también sirve contra el yihadismo. Yo no diría que le debamos nada a ETA, pero sí es cierto que hemos adquirido una gran experiencia que ha servido de base para la lucha contra el yihadismo.
¿Somos entonces un modelo de investigación antiterrorista?
Somos un referente para otras policías. Sólo un dato: la oficina que ha creado la Unión Europea para la lucha contra el terrorismo en Bruselas la manda un coronel de la Guardia Civil. Y eso es por algo.
De 1 a 10, ¿ cuál es el riesgo de atentado en la C. Valenciana?
Es muy difícil establecer graduaciones de riesgo. Mi especialidad es lo que ocurre de fronteras para afuera, pero observo dos cosas: países de nuestro entorno como Francia o Bélgica están en el nivel máximo de alerta y aquí no, y las frecuentes detenciones que se producen en España son siempre cuando las células están en estado embrionario, a tiempo, digamos. Y en esta lucha le puedo decir que no hay casualidades. Esas detenciones son fruto de un buen trabajo, lo cual debería darnos confianza a los españoles. Aún así, es imposible asegurar el riesgo cero. Pero quiero dejar claro que no es bueno exagerar la amenaza. Los valencianos, los europeos diría yo, podemos sentirnos tranquilos. ¿Puede haber un atentado? Claro que sí, pero eso no debería cambiar nuestra forma de vida; sólo servirnos para saber que debemos ser resistentes, no caer en el terror, reponernos lo antes posible y seguir adelante. Y evitar uno de los mayores peligros: la islamofobia. Sería un error tremendo.
¿La liberación de Mosul puede ser realmente el punto de inflexión en la derrota del EI?
El punto de inflexión, nos guste o no nos guste, fue la intervención de los rusos en Siria el 30 de septiembre de 2015. Putin ordenó la intervención para proteger la única base naval que tienen en el Mediterráneo, en el puerto sirio de Tartus, y el riesgo de desabastecimiento aéreo en Latakia si caía Alepo. Ése día es cuando las cosas empezaron a irle muy mal al Estado Islámico. Por otro lado, todo ese tiempo lo hemos aprovechado en Irak para ir preparando a las tropas iraquíes en cuatro bases, una de ellas, la de Besmayah, liderada por España. Eso es lo que ha hecho posible que ahora se esté combatiendo para recuperar Mosul. Así que las cosas van razonablemente bien. Aún así, yo hablaría de semanas para entrar y de meses para limpiar y asegurar la ciudad.
El fenómeno de los refugiados hacinados en campos de media Europa es la vergüenza de las democracias occidentales, pero también la evidencia de la inacción de Europa cuando el EI comenzó su expansión por Siria e Irak. ¿Comparte esta tesis?
Completamente. El problema real no son los cuatro millones de refugiados, de los que casi tres quisieron y quieren venir a Europa en busca de las mejores condiciones para encontrar una oportunidad para sus familias. Se nos olvida que esto nunca debería haber ocurrido: cuatro millones de personas tuvieron que abandonar su país y otros siete perdieron sus hogares. Eso suma once millones de personas de un total de de 27 que había. Esta vergüenza no la debería haber consentido la comunidad internacional. Hay una cláusula en Naciones Unidas que habla de la responsabilidad de sus miembros de proteger a las poblaciones, y la comunidad internacional ha sido incapaz de hacerlo. Nunca se debería haber permitido que el Estado Islámico llegase a adquirir la fortaleza que ha adquirido, que las cosas llegaran tan lejos. Y ahora tenemos dos problemas: el de los refugiados, aquí, en casa, y el de verdad, el de acabar con el Estado Islámico allí.
¿Y por qué esa tardanza en reaccionar, esa inacción, principalmente de Europa, que tan bien ha aprovechado el EI?
Europa es una unión de países con un escaso sentimiento de política común de seguridad y defensa, con 28 cabezas y un entramado militar relativamente débil, que está acostumbrada a que sea Estados Unidos quien cargue con esa responsabilidad. Pero EE UU tiene lo que yo llamaría cansancio estratégico: más de 4.000 muertos en Irak, 2.200 en Afganistán, más de 30.000 mutilados y veteranos de guerra con secuelas evidentes que están en sus calles y son el testimonio vivo del sacrificio que ha hecho el pueblo norteamericano. Cuando ahora se les habla de más intervenciones sobre el terreno, la respuesta es no. Participan en los bombardeos, que les supone un gasto diario de 10 u 11 millones de dólares diarios, pero no combaten en tierra. Ya no quieren asumir la imagen de los ataúdes y de los mutilados. EE UU lleva tiempo enviando claros mensajes a Europa para que asuma sus responsabilidades, pero los europeos aún no nos lo tomamos en serio, y más en un momento de crisis.