Miguel Ángel Simón, responsable del programa Life Iberlince, lanzó ayer un jarro de agua fría sobre los promotores de la recuperación del felino ibérico en tierras valencianas al recordar que el verdadero, y en la práctica casi único, factor limitante de su adaptación es la densidad de las poblaciones de conejo.

El experto, artífice junto a otros técnicos andaluces y de la Estación de Doñana de la recuperación de las poblaciones de lince en España y Portugal en algo menos de una década (2002-2011), dictó ayer una conferencia en Valencia, acompañado por la consellera Elena Cebrián, con la que coincidió en el Ministerio de Medio Ambiente como directora adjunta del Organismo Autónomo Parques Nacionales.

Tras visitar la Muela de Cortes junto a técnicos del servicio de Biodiversidad, Miguel Ángel Simón rebajó en cierto modo las expectativas con su insistencia en la necesidad de contar con poblaciones de conejo «más o menos estables» sin las que no es posible la supervivencia del lince, «víctima -dijo- de su propia especialización alimentaria».

Recordó que entre un 75 y un 95% de la dieta del lince está basada en el conejo de monte -necesita comer uno al día, como mínimo- y que ese es el factor limitante en su expansión.

El programa Life ha desarrollado una metodología que permite conocer con detalle en qué zonas es viable la reintroducción del lince. Su hábitat puede llegar a ser extraordinariamente reducido -menos de 500 hectáreas- siempre que tenga disponibilidad de conejos con densidades de hasta cuatro ejemplares por hectárea.

Miguel Ángel Simón emplazó a los técnicos de la Generalitat a que elaboren cuanto antes un censo de las poblaciones de conejo en la Comunitat Valenciana. «Después veremos si existe superficie suficiente para que se desarrolle una población estable, qué ejemplares hay que liberar para que se adapten mejor a cada zona en concreto, si la población puede verse comprometida por los atropellos e incluso si hay conejos suficientes para alimentar también la expansión de otras especies como el águila imperial. Sin embargo, no cabe hablar de nada si previamente no certificamos la presencia de conejo», insistió.

Hemorragia vírica

La dependencia del lince respecto del conejo es «total», y así lo acreditan los informes sobre la evolución de la población del felino en zonas de Andalucía en las que se ha expandido o retraído en paralelo a la mayor o menor virulencia de enfermedades como la mixomatoxis o la hemorragia vírica. En este sentido, Simón expresó su preocupación por la aparición de una nueva cepa de la hemorragia vírica cuyas consecuencias son todavía una incógnita.