Una casualidad llevó a los técnicos del proyecto europeo Life + Ecoglauca Ergon contra el cambio climático a descubrir las posibilidades apícolas del árbol Paulownia, con el que pretendían obtener biomasa, y descubrir una miel no catalogada en Europa pero milenaria en China y de autoconsumo en Australia.

Fue Evaristo Pastor, descendiente de un pueblo de apicultores, quien advirtió que entraban muchas abejas a las flores de este árbol mientras hacía un inventario en un cultivo de Paulownias en Navarrés, una de las siete localidades de la Comunitat Valenciana en los que se ensaya este proyecto europeo.

Según relata Pastor, convenció a uno de sus compañeros del pueblo para colocar colmenas alrededor de la parcela para observar cómo reaccionaban y descubrieron «la gran apetencia» que tenían las abejas por las flores de este árbol; al analizar el polen, evidenciaron que no había antecedentes de su existencia en Europa.

«Nadie tenía datos sobre la miel de paulownia. Al investigar por nuestra cuenta descubrimos que tiene un uso milenario en China y en Australia hay ranchos que la producen para autoconsumo. Pero en Europa no está categorizada», explica Pastor.

La Paulownia es uno de los cuatro árboles con los que se ensaya en el proyecto Life + Ecoglauca Ergon en siete municipios de la Comunitat Valenciana para la obtención de biomasa y recuperar terrenos rurales mediante el cultivo en condiciones de bajo mantenimiento para poder establecer la rentabilidad de los mismos.