La ciudad de Oliva atesora, sin duda, uno de los más bellos centros históricos de la Comunitat Valenciana fruto de aquella historia de los condes que la situaron en el mapa de la nobleza. Pero esta ciudad también puede presumir de haber sido impulsora de la Ilustración, ese movimiento de nuevo humanismo surgido fundamentalmente en Francia e Inglaterra que llevó a bautizar el siglo XVIII como «el de las luces» o el de la razón.

De aquella luz, en Oliva brilla la de Gregori Mayans, que, entre otros muchos aspectos, escribió la primera biografía del genial Miguel de Cervantes. A pesar de que en la guerra de sucesión el padre de Gregori abrazó la causa austracista, la perdedora, frente a la de Felipe V, la vencedora, tanto él como sus hermanos, marcados por esa «traición», supieron navegar en el nuevo régimen borbónico y llegaron a ocupar cargos de mucha relevancia, como la secretaría del Tribunal de la Inquisición en Valencia, la de canónigos de la Catedral o el rectorado de la Universitat de València.

En 1750 Gregori Mayans tenía una biblioteca de cinco mil volúmenes, prueba de su erudición y, consiguientemente, de su permeabilidad a las nuevas ideas llegadas de la otra vertiente de los Pirineos que le situaron en el centro de la Ilustración en la Comunitat Valenciana.

El paseo que Oliva ofrece para conocer sus espacios es sencillo y se puede hacer en una mañana, pero los interesados pueden aprovechar para completar la jornada por los numerosos espacios atractivos que ofrece la historia de esta ciudad.

El más interesante de esos espacios mayansianos es el lugar donde vivió. Situado en la calle Major, se trata de un bello caserón del siglo XVIII con uno de esos patios empedrados que invitan a la calma. Entre otras estancias, la biblioteca, la cocina y las habitaciones son originales, sabiamente conservadas y restauradas desde que el ayuntamiento adquirió un inmueble que, nunca mejor pensado, es una subsede del Museu Valencià de la Il·lustració i la Modernitat (Muvim). La casa se puede visitar todos los días, incluidos domingos por la mañana.

Muy cerca de allí, también con un marcado escudo de piedra de los Mayans en la fachada, se encuentra el Teatre Olímpia, que probablemente fue la casa donde Gregori Mayans nació. La visita es más breve, dado que del inmueble lo único que queda del siglo XVIII es esa bella fachada.

Caminando cinco minutos entre las callejuelas del centro olivense se llega a otro sencillo edificio de la geografía mayansiana y de la Ilustración valenciana: el Aula de Gramática. La sala es una de las primeras escuelas para preparar a los hijos de familias adineradas en su camino hacia la universidad. Mayans logró en 1769 la autorización del rey Carlos III pese a que Oliva no era cabeza de partido. La visita puede ser rápida. Se trata de un sencillo edificio, original del siglo XVIII, que incluso se usó como escuela hasta mediados del XX. Aquí, como en el resto del recorrido, lo importante es oler los espacios y saber que, cada uno en su medida, surgieron o son fruto de aquel movimiento de ilustrados que buscó la prevalencia de la razón sobre las sombras del pasado.