Margalinda tiene 77 años, un rosario de problemas médicos y dos piernas que ya no sostienen los más de 150 kilogramos que marca la báscula. Sus idas y venidas al hospital desde la residencia de Catarroja en la que es atendida son habituales pero, en este año en el que ya no se vale por sí sola, los problemas para llegar hasta el centro médico han sido un suma y sigue y todo, por su peso.

«Nos ha pasado al menos ocho veces. Llaman a la ambulancia y llegan y, cuando la ven, nos dicen que ellos no la pueden trasladar, que las camillas no aguantan», explica Maika, su hija. La escena se ha repetido ya en varias ocasiones en los últimos meses desde que los bomberos tuvieron que actuar para sacarla de su casa por la ventana debido a su envergadura y a sus dificultades para moverse de forma independiente.

«Aquello fue un espectáculo pero es que cada vez que tiene que ir al hospital se monta la misma escena: las ambulancias se niegan a llevarla, se llama a los bomberos que tampoco la pueden ayudar y terminamos pagando un taxi adaptado para ir con la silla de ruedas», relata su hija.

Entre viaje y viaje en taxi adaptado llevan ya gastados más de 170 euros que ahora están reclamando a la administración pública. «En el hospital La Fe nos pasó dos veces. Llamaron a las ambulancias cuando le dieron el alta y no había ninguna que la llevara por su tamaño después de esperar varias horas. Al final nos dieron el teléfono del taxi y nos aconsejaron que reclamáramos después el coste», algo que ya han hecho ante el servicio de atención e información al paciente SAIP.

La preocupación de Maika no es tanto por el dinero sino por qué pasará cuando llegue el momento de que su madre no pueda ser trasladada en silla de ruedas porque esté en riesgo vital o necesite asistencia médica durante el trayecto o, simplemente, no pueda ir en la silla de ruedas.

En la Comunitat Valenciana se estima que, como Margalinda, un 14,5 % de la población adulta tiene problemas de obesidad u obesidad mórbida, según los datos de la Encuesta de Salud de 2010, pero los recursos en traslados sanitarios no están adaptados para ellos.

Peso máximo de 140 kilos

Las ambulancias que ofrecen sus servicios a la Conselleria de Sanidad utilizan, de forma habitual, unas camillas hidráulicas que tienen una carga máxima de entre 140 y 150 kilos «según el fabricante», según confirmaron fuentes de la asociación nacional de empresas de ambulancias, Anea. Con esa limitación de peso, «es posible que los trabajadores se hayan negado a realizar los traslados porque el seguro podría no cubrir cualquier percance si se carga a sabiendas a una personas de mayor peso», añaden.

En la Comunitat Valenciana no existe por ahora ninguna ambulancia pública para personas con obesidad, salvo una privada que opera en Castelló.

Ante la carencia de medios, se han dado ya casos de traslados urgentes que se han tenido que solventar con la buena voluntad, en este caso, del cuerpo municipal de bomberos de Valencia. En abril llevaron a una paciente que pesaba 300 kilos en la parte de atrás de una furgoneta sobre un somier casero y colchones a los lados para evitar los golpes ante la imposibilidad de realizar el trayecto entre el hospital La Fe y el Doctor Serra de otra manera.