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Análisis

La paradoja socialista del congreso federal

Puig insiste en buscar un lugar intermedio en la fractura, mientras Ábalos pide que el cónclave se convoque esta semana

La vida en el PSOE es una montaña rusa (sin connotaciones ideológicas por lo de rusa). Al partido le tocaba, por fechas, haber celebrado congreso federal en febrero pasado. El hoy presidente de la comisión gestora, el asturiano Javier Fernández, así lo reclamaba tras las elecciones del 20 de diciembre de 2015. El entonces líder del partido, Pedro Sánchez, rechazaba la idea al supeditar la convocatoria a que se aclarase la gobernabilidad.

Diez meses después, con otras elecciones de por medio, Sánchez apartado de Ferraz y el partido roto porque la solución a la gobernabilidad de España ha sido la abstención del PSOE en favor de Mariano Rajoy, el calcetín socialista está del revés: el exlíder reclama ahora con urgencia el pospuesto congreso federal, mientras los actuales poderes fácticos „la federación andaluza y Fernández como rostro de la gestora„ prefieren tomarse un tiempo para cerrar cicatrices internas. Puede leerse como la evidencia de que Sánchez tiene a la mayor parte de la militancia de su lado, encendida por la abstención.

En este tiempo de paradojas socialistas, Sánchez aboga ahora por una relación fraternal con Podemos. Encaja con su línea de las últimas semanas, pero si se encienden las luces largas puede verse al entonces secretario general vetando la Entesa del PSPV de Ximo Puig con Podemos y Compromís, abrazando a Ciudadanos y culpando a Pablo Iglesias de impedirle gobernar.

El jefe del Consell entró pisando fuerte en este retorcido sendero socialista cuando firmó con la mitad de la ejecutiva del PSOE su dimisión para expulsar a Sánchez de la dirección.

A partir de ahí, tras la división y el espectáculo del comité federal del 1 de octubre, el líder del PSPV ha intentado buscar un espacio propio y resituarse al margen de Susana Díaz en una posición pacificadora entre los dos grandes bloques. Al menos, verbalmente.

Cuando ha habido que votar, Puig y los diputados del PSPV han estado al lado de la dirección actual. Sin embargo, en los debates internos han defendido las soluciones menos traumáticas.

Ayer mismo, el presidente de la Generalitat llamó a «recoser» el partido mediante un «proceso profundo de discusión», «pensando en el interés general más que en el interés particular de nadie».

Puede interpretarse como que considera tomarse el congreso federal sin prisas. Reclamó también un proyecto político propio y una relación «normal» con otras formaciones, como Podemos.

Mientras, el líder en la provincia de Valencia, José Luis Ábalos, que el sábado se abstuvo, tomaba ayer la bandera de Sánchez en un artículo en El Español: «Exijo que la gestora cumpla la resolución del comité federal que insta a la convocatoria del congreso ordinario del partido 'una vez haya gobierno en España'. Esa condición se dará esta semana. Cúmplase con la misma disciplina, el mismo rigor y la misma rotundidad esa resolución como hube de cumplir yo con una abstención que nunca acabaré de digerir».

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