«¿Deberes para casa? Los justitos y en el momento oportuno, lo que no podemos hacer es machacar a los niños y que acaben odiando la escuela». Esto es lo que piensa Eva Tarín, la directora del Colegio de Educación Infantil y Primaria (CEIP) Ramiro Jover de Valencia, una de las pocas escuelas públicas de la Comunitat que ha puesto freno a las tareas escolares al regular tanto su contenido como el tiempo de dedicación diario en un acuerdo aprobado tanto por el claustro como por el consejo escolar.

El pacto, que ya lleva cuatro cursos en vigor, apuesta por no poner deberes ni en Infantil ni tampoco en 1º y 2º de Primaria. Es decir que entre los 3 y los 7 años los escolares no tienen tareas para casa salvo casos excepcionales. En 3º y 4º empiezan con tres cuartos de hora al día de actividades de estudio en el hogar, y en los dos últimos cursos se aumenta a entre una hora y 75 minutos.

El acuerdo parte de tres principios: la importancia de los deberes a la hora de «crear el hábito de estudio y de trabajo en el alumnado», pero «respetando su vida social, su tiempo libre y el favorecer aprendizajes no formales», así como de la «implicación de los padres» en la tarea educativa, «hablando con sus hijos de lo que hacen en la escuela, ayudándoles a organizar su tiempo libre o a resolver sus dudas».

Llamada al «sentido común»

Regular los deberes es posible, apunta Tarín, lo que hace falta es «sentido común». «Tenemos que poner freno a los maestros que ordenar tareas para casa 'a punta pala', pero también a los padres que quieren abolir los deberes», añade. Por esta razón, la directora de este colegio del barrio de Sant Marcel·lí califica de «precipitada» la huelga de deberes durante los fines de semana de noviembre que han convocado las Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos (Ampa).

«La huelga -prosigue- es un último recurso, al que se llega cuando fracasa el diálogo, y en este caso lo lógico hubiera sido que cada Ampa hubiera propuesto primero abordar la racionalización de los deberes en el consejo escolar de cada centro».

Tarín opina que dicho debate debe estar abierto a los padres y girar alrededor del concepto de deberes, «hoy en día están de más los ejercicios repetitivos que priman la memorización, hay que trabajar más en que los niños sepan buscar información, estructurarla y sepan discriminar los contenidos que necesitan de los que no».

Trabajo creativo de fin de semana

Esto, subraya, implica un cambio metodológico: «la clase magistral es sinónimo de deberes repetitivos y hay que romper ese círculo vicioso». Llegados a este punto, esta maestra de Sociales, no es partidaria de reducir al cero los deberes durante los fines de semana: «Si apostamos por formas de enseñar más activas como trabajar por proyectos, y queremos que los niños hagan pequeños trabajos de investigación y sean creativos, necesitan compartir esa experiencia con sus padres y éstos sólo disponen de tiempo los fines de semana».

El acuerdo que regula los deberes en el Ramiro Jover excluye a propósito la lectura. «Leer nunca debe ser un deber, los padres y maestros debemos fomentar el placer por los libros en los niños para que adquieran el hábito de leer a diario», dice la directora. «La lectura comprensiva es la mayor herramienta del aprendizaje, por lo que leer en casa todos los días debe ser una obligación», concluye.

Los alumnos más mayores, en la hora libre que tienen durante el comedor, pueden hacer los deberes en la biblioteca del colegio donde tienen ordenadores a su disposición. «Si un niño es organizado y aprovecha este tiempo, lo normal es que no se lleve tarea a casa».