El juez del Caso Taula abroncó ayer al exvicesecretario general del PP y exsecretario autonómico de Cultura, David Serra, por la inconsistencia de su declaración, realizada a petición propia, mes y medio después de que se levantara el secreto del sumario y diez desde que fuera detenido el 26 de enero.

Serra, que también está imputado en la pieza del caso Gürtel por financiación ilegal del PP que se juzgará el próximo 13 de marzo, compareció ante el juez y el Fiscal Anticorrupción para defender que no formó parte de la trama de mordidas que se investiga en el Caso Taula y para justificar que la entrega de dinero grabada por Marcos Benavent en septiembre de 2005 se debió a un «préstamo personal» que le hizo al exyonki del dinero.

El también expresidente de Nuevas Generaciones del PP entre 1994 y 1999 admitió que conoció a Marcos Benavent a principios de los años 90, porque ambos compartían residencia mientras estudiaban en la universidad. Del exyonki del dinero declaró que era «muy fantasioso» y que «le gustaba mucho el dinero».

Aunque más complicado tuvo justificar algunos pasajes de los 59 minutos y 32 segundos de la grabación que Marcos Benavent hizo durante el encuentro que ambos mantuvieron en la casa de David Serra el 14 de septiembre de 2005, e incorporada a la pieza principal del «Caso Taula». En el transcurso de esta grabación, David Serra (entonces secretario autonómico de Cultura) asegura a Benavent: «Yo, si quiero que le den un colegio a una empresa que se ha presentado a un concurso, le tengo que llamar a Caturla pidiéndole un favor». Al respecto, Serra aseguró que sólo conocía a Máximo Caturla, exsecretario autonómico de Educación y ex gerente de Ciegsa (la empresa pública constructora de colegios en la que presuntamente se pagaban comisiones a través de los modificados de obra) de verlo «en las mesas de contratación y en las reuniones de dirección».

Serra también llega a asegurar en la conversación grabada que pretendía «plantarme el tema a medio plazo y buscarme una salida con cositas para que me renten, de tener garantías de 7 u 8 millones al año para poder seguir a este nivel... Pero lo que tengo clarísimo, yo en las próximas ... Yo en las próximas no puedo estar en la administración...» Al respecto explicó al juez y el Fiscal Anticorrupción que se refería «al dinero que pensaba cobrar en mi carrera política» y negó que estuviera hablando de presuntas mordidas.

Más complicado fue justificar otra fragmento de la grabación en la que revelaba: «Yo, por mi forma de ser, a parte de la precaución con la que pienso ir, pienso utilizar testaferros, yo no pienso...», además de postularse para ser «conseller» y «estar en la carrera sucesoria». Al respecto, Serra intentó alegar que utilizó erróneamente la palabra «testaferros» porque «me refería a montar sociedades con socios. Empleé mal el término», aseguran a Levante-EMV varias fuentes conocedoras de su declaración.

Respecto a la entrega de dinero por parte de Marcos Benavent, «toma. Aquí tienes 3.000. Billetes de 500, Ya puedes gastar un poquito, ¿eh?», tal como recoge la transcripción de la grabación, David Serra explicó que se debió a un favor personal que le hizo el exyonki del dinero. Necesitaba liquidez y le compró un coche por 12.000 euros, además de prestarle 12.000 euros más. Según Serra él le abonó estas cantidades por transferencia (no aportó justificantes pero dijo que los buscaría) y Marcos Benavent le devolvía el dinero en metálico.

Tanto el juez como el Fiscal Anticorrupción sólo preguntaron a Serra por el contenido de la conversación grabada por Marcos Benavent, aunque volverá a ser citado cuando los investigadores lo estimen oportuno y se incorporen a la causa sendos informes sobre la Fundación Jaume II el Just (otra presunta fábrica de mordidas que dependía de Serra) y los contratos en Ciegsa.