Esperanzas había pocas y ayer se confirmó que el poder valenciano en Madrid, de existir, no podrá medirse por el lugar de nacimiento de los miembros del gabinete de Mariano Rajoy. El único ministro con etiqueta valenciana (en realidad nació en Madrid, pero tiene residencia en Xàbia), el titular de Exteriores, José Manuel García Margallo, es uno de los caídos de un Ejecutivo con algunas caras nuevas, pero también con repetidores en áreas claves para la Comunitat Valenciana.

Con todo, el cese de Margallo ni ha sido algo inesperado ni ha creado angustia en el PP valenciano. El veterano político encabezó la lista del PP de Alicante las pasadas elecciones generales más por imposición de Madrid que por deseo de una dirección regional que prefería la renovación. García Margallo, además, tampoco tenía una especial relación de cercanía con Bonig (en su momento, promocionó a Maria José Català), si bien es cierto que era un hombre con hilo directo con Rajoy que, además, abogaba por un cambio en el modelo de financiación que acabara con el maltrato de la Comunitat Valenciana. Una pérdida de la que ayer se acordaron algunos dirigentes de Compromís.

Ahora bien, el principal «problema valenciano», en términos del presidente Ximo Puig, seguirá estando en manos de un viejo conocido, el ministro de Hacienda, Cristobal Montoro. La continuidad tiene una doble lectura. De un lado, Montoro es el hombre del ajuste, de la austeridad, y quien vigila de cerca la política presupuestaria del Consell. Con quien el bipartito tendrá que seguir negociando los planes de ajuste y los fondos del rescate.

La lectura positiva que ayer se hacía en el Palau es que conoce a la perfección la situación de las cuentas públicas y tiene asumido que la Comunitat está infrafinanciada. El equipo que dirige Vicent Soler no tendrá que perder tiempo convenciendo a otra persona de la situación de alarma de las cuentas públicas.

También los populares de Bonig hacen una lectura en positivo sobre la continuidad de Montoro, un ministro que llegó a ser el azote del Consell de Fabra, pero con quien los actuales dirigentes, ya en la oposición, han sintonizado. Montoro ha recibido a Bonig en el ministerio y ha venido a actos de partido en territorio valenciano, consciente de que debe enfrentar las quejas del bipartito, reforzando la idea de que la Generalitat paga gracias al Fondo de Liquidez Autonómica (FLA).

La reestructuración de carteras (Administración Territorial pasa desde Hacienda a la vicepresidencia) supondrá, en principio, que el Consell cambie de interlocutor en los conflictos jurídicos con el Estado. Hasta ahora, la dirección general de competencias con las comunidades dependía de Hacienda, pero lo lógico es que pase a estar bajo la supervisión de Soraya Sáenz de Santamaría. La comisión bilateral para negociar la ley de RTVV estaría bajo su negociado.

Por su parte, el nuevo titular de Fomento, Íñigo de la Serna. que ha sido alcalde de Santander, no parece que vaya a tener una sensibilidad especial hacia los problemas de infraestructuras del Mediterráneo, como el corredor, según señalaban ayer cargos políticos de la Comunitat Valenciana.

En Agricultura y a cargo de la política de agua sigue la ministra Isabel García Tejerina. Algunos dirigentes del PP apuntaban que la entrada en el Gobierno de la secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, no es la mejor noticia para los regantes de Alicante. La posición de Cospedal de rechazo al trasvase Tajo-Segura es conocida. Rajoy la ha colocado al frente del área de Defensa, pero formará parte de un gabinete que tomará decisiones en torno a estos asuntos.

El PPCV, por su parte, trató ayer de restar importancia al hecho de que no haya valencianos y se agarró a aquello de que lo importante es la «sensibilidad» de los ministros y la buena relación que mantiene con todos, incluidos los nuevos como la ministra de Sanidad, la catalana Dolors Monserrat o el de Energía, Álvaro Nadal. Recordaban que algunos de los ministros que continuarán como el de Justicia, Rafael Català, (que veranea en Dénia) han visitado la Comunitat Valenciana con motivo de la campaña electoral.

La miras están puestas ahora en el segundo escalón, «donde está la verdadera gestión», apuntaban ayer fuentes del partido. Será la segunda batalla de Bonig tras perder la primera.

Petición de entrevistas

La entrada de nuevos ministros „hoy tomarán posesión de sus cargos„ llevó al Consell a reaccionar con rapidez. La consellera de Vivienda y Obras Públicas, María José Salvador, y el titular de Educación, Vicent Marzà, anunciaron ayer que remitirán sendas cartas a los ministros de su ramo para que les reciban y puedan sentarse a hablar de temar urgentes para los valencianos. «Ya no vale estar en funciones», dijo el titular de Educación, que tiene varios frentes abiertos con el Ejecutivo central como la ley de educación y las becas universitarias.

Ya el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, había solicitado el día anterior una reunión formal con Mariano Rajoy para abordar el problema de la financiación autonómica.

Por su parte, el presidente de las Corts, Enric Morera, aseguró ayer que el poder valenciano no se ha notado en el nuevo gobierno y llamó «a abrir los ojos y hacer políticas sin sucursalismo».