Martes, 9 de la noche. La Quinta Avenida, el corazón de la ciudad de Nueva York, hierve de expectación convertida unas horas en la zona cero de la campaña de Donald Trump. Decenas de medios de comunicación, simpatizantes y curiosos se sitúan frente a los dos ejes donde transcurre la acción principal del bando republicano: el hotel Hilton Midtown, donde se encuentran sus colaboradores y seguidores y, a escasos metros, la Trump Tower, uno de los rascacielos del magnate, donde tiene fijada su residencia habitual. El candidato esta siguiendo junto a mujer Melania, sus hijos, el candidato a vicepresidente, Mike Pence, y sus colaboradores más cercanos, los escrutinios en el que llaman orgullosos el "cuarto de guerra".

La ciudad ha desplegado a mas de 5.000 policías y hay agentes secretos en cada esquina, aunque el ambiente está calmado y algunos de ellos compran perritos calientes en los puestos ambulantes para hacer más llevadera la espera.

A tan solo una manzana del Hilton, en el hotel Península, el matrimonio Clinton sigue con preocupación los avances informativos, mientras sus seguidores abarrotan el Javits Center, a unos dos km de distancia hacia el oeste, un pabellón acristalado donde todo está preparado para celebrar la victoria de Hillary. El lugar ha sido elegido por su espectacular techo de cristal, metáfora de aquel que impide a las mujeres llegar a lo más alto en los puestos de responsabilidad. Los demócratas confían en que esta noche se hará añicos cuando se anuncie la llegada de una mujer a la Casa Blanca por primera vez en la historia. Pero a medida que se conocen los resultados el ambiente se calienta en la Quinta Avenida, mientras en el Javits center entra un frío polar.

Los seguidores de Trump se exhiben orgullosos delante de las cámaras. El espectáculo no falta. Una mujer ha desempolvado su traje de novia, se ha colocado cintas rojas y azules en la cabeza y pasea de la mano de su marido con un cartel que reza "Judíos con Trump". Se cruza con pequeñas comitivas de otras minorías a las que no parece importarles haber estado en el punto de mira de los ataques de candidato : "Negros con Trump", "Latinos con Trump"? Algunos demócratas , como el colombiano Martin Zara, contemplan el espectáculo con recelo. "Yo sospecho que en muchos casos les han pagado. si les preguntas por sus razones se limitan a recitar literalmente los discursos de Trump, como si los hubieran memorizado".

Zara, productor musical y diseñador, vende en el lugar unas cajas diseñadas por él mismo que muestran a un Donald Trump de rostro colérico apuntando con el dedo a un bol de cereales y con el lema "Hagamos del desayuno algo grande otra vez" (en alusión al lema principal de la campana de Trump: "Make America Great Again" (Haz America grande otra vez). La caja, cuya venta va destinada a los indigentes de la ciudad, es una sátira contra el magnate e incluye algunas de sus frases tristemente celebres como: "Me gustan los chinos, les acabo de vender un apartamento por un millón y medio de dólares" o "en Nueva York hace demasiado frío, hace falta más calentamiento global". El diseñador colombiano contempla con estupor como muchos seguidores de Trump compran la caja encantados, ignorando su carga satírica.

En los puestos de merchandising, el top ventas de la noche es la gorra con el lema "Make América great again" pero también se pueden comprar algunas chapas con mensajes sonrojantes como " Hillary sucks but not better than Monica" (un juego de palabras en el que sucks significa a la vez dar asco y chupar, y eso es lo que hace Hillary pero no mejor que Mónica (Lewinsky). "Tías buenas por Trump" y "La vida es una puta, no votes por una", son otras de las perlas que se pueden encontrar.

Entre los compradores destaca por su aspecto elegante un hombre alto con un abrigo oscuro de tres cuartos. Está pagando una gorra con su tarjeta de crédito. A la pregunta de cuales son sus razones para apoyar a Trump sorprende diciendo que no le gusta pero que compra la gorra como negocio. "Me ha costado 20 dólares y si gana Trump mañana valdrá 60", explica orgulloso. Ha viajado expresamente a Nueva York desde Holanda para vivir en directo la jornada electoral. "Todo es tan extraño en esta ciudad. Aparcan los camiones de basura como medida de seguridad para que la gente no se pueda acercar (a los edificios donde tienen lugar los actos). Es un ambiente increíble", cuenta entusiasmado.

La ecuatoriana Gina Retroba cuenta con pasión las razones que le llevan a apoyar a Trump. "Me representa como cristiana a diferencia de Hilary Clinton que nos ha insultado a los católicos y a los latinos, a través de su jefe de campaña, pero de eso nadie habla". Sobre las declaraciones machistas de su líder asegura que Trump está "a favor de las mujeres inteligentes, las que entendemos que nos va a quitar una gran cantidad de impuestos". Y vuelve a argumentos de fanatismo religioso:" Trump está a favor de la vida de las mujeres que están en el vientre materno, que son para Hilary peor que las amebas que puede descuartizar hasta horas antes de nacer". "Es estúpida al pensar que vamos a votarla por tener los mismos genitales", asevera.

Gina solo se muestra ligeramente dubitativa cuando se le pregunta por el muro que Trump pretende construir en la frontera mexicana: "No estoy segura en ese punto pero creo que eso también se hace sustancialmente para proteger a los latinos porque muchas mujeres y niños son violados al tratar de cruzar la frontera".

Mientras tanto, la policía ha acordonado los alrededores del Javits Center , por lo que muchos seguidores de Hillary ya no pueden acercarse. A partir de las 11 de la noche el ambiente es cada vez más desolador. Tras haberse llevado Trump los estados claves de Florida y Carolina del Norte, solo el milagro de ganar en los poco probables Michigan y Pensilvania podían dejarle alguna opción. Muchas personas, con banderas americanas en sus manos y camisetas con el mensaje"I am with her" (estoy con ella), se retiran del lugar cabizbajos. El ambiente es similar al de los alrededores de un estadio donde acaba de perder el equipo local. Kaitlin estudia Drama en la Universidad de Nueva York y ha colaborado activamente en la campaña de Clinton. "No puedo entenderlo porque el ambiente conservador siempre ha estado muy lejos de mi familia". "Es muy triste porque Trump representa la antítesis de Obama y se va a echar por tierra todo el trabajo que se ha hecho durante estos años"

Kaitlin cree que la clave del triunfo de Trump esta en su lenguaje: "Además de no ser políticamente correcto, utiliza palabras simples y con un tono muy enfadado, que llegan a la gente que esta harta del gobierno de Washington".

Mientras tanto, en Times Square cientos de personas se aglutinan para seguir los últimos resultados desde una pantalla gigante. Los hay de todos los partidos pero el silencio nervioso recuerda que Nueva York es, junto con California, uno de los principales bastiones demócratas.

A las 2.20 de la madrugada el jefe de campaña de Hillary Clinton, John Podesta, acude en solitario al Javits Center. Todavía no da todo por perdido pero su rostro no invita a la esperanza.

A las 2.45 Trump es proclamado oficialmente presidente de los Estados Unidos. Sale de su torre de cristal negro y entra triunfante en el hotel Hilton para dar su discurso de la victoria.

Clinton opta por no aparecer en el Javits Center. La derrota es demasiado dolorosa por lo que el discurso B, el preparado en caso de perder, se deja para más adelante. No ha podido ser. El techo de cristal se mantiene intacto. Los seguidores de Trump celebran la victoria tocando las bocinas desde sus coches mientras la mayoría de neoyorquinos parece haber entrado en estado de shock. Al menos el turista holandés podrá vender más cara la gorra de Trump comprada en una noche que ya ha pasado a la historia.